Tú sabes mejor que nadie que yo fui la última en aceptar la disolución de lo nuestro, las cosas que vivimos, los momentos que pasamos juntos, y todos aquellos recuerdos que juntos formamos, fueron para mí en algún momento los tesoros más grandes de mi vida, para después convertirse en la carga más pesada que mi espalda a soportado jamás, yo estaba completamente enamorada de ti como nunca antes lo había estado, yo fui tuya de todas las maneras en que la existencia me lo permitió, y si todo lo nuestro terminó fue porque tu dijiste que ya no veías un futuro conmigo, que el amor se te había escapado y que mi compañía se había convertido en una obligación más que en una placer.
Llorando y derrotada después de haberte insistido hasta el cansancio que lo reconsideraras tome mis maletas y me fui, no sabes las cuantas noches te llore, te llore un rio hasta que mis ojos se secaron, dejaste de dolerme hasta que mi pecho se oprimió de más no poder y de pronto me sentía como anestesiada de la vida, nada me alegraba y al mismo tiempo ya nada me hacía daño, fue una experiencia que me puso al borde de la locura, y aunque muchas veces aluciné con tu regreso, sabía que ya todo estaba dicho, que hice lo que pude por mantenerte a mi lado, pero nunca aceptaría una compañía por obligación, te amaba demasiado para obligarte a eso y también a mi como para no rogarte más.
Peleé todo lo que pude por ti, todo lo que creí conveniente y después en algún momento de mi vida encontré la resignación, esa que llega solo cuando las esperanzas se agotan, esa que te golpea como un martillo ardiente en tu corazón y te obliga a aceptar lo que era evidente e inevitable.
Pero todo pasa, nada es para siempre, y aunque no creía que pudiera superarte lo hice, y una vez que mi corazón sano, volví a sentir el calor del sol, la alegría de compartir mi tiempo con los demás, volví a mirar al cielo y comencé a construir nuevos sueños en los que yo era la única protagonista, en los que ya no estabas tú, en los que era alguien nuevo aunque sin rostro el que me acompañaría, y volví a ser yo, volví a recobrar esa personalidad que me gustaba, y todo volvió a la normalidad.
Con el paso de los días los recuerdos tuyos perdieron poco a poco su fuerza, y cada vez era menos frecuente encontrarme pensando en ti, hasta que de pronto ya no me volviste a pasar por la cabeza, sin proponérmelo, sin obligarme, simplemente te olvidé y te superé, llegaron personas nuevas a mi vida y pude amarles sin remordimientos, sin límites, sin prejuicios y sin miedo, y fue cuando me di cuenta que ya eras una historia más almacenada en mi libro de recuerdos.
Qué curioso es el destino, volviste a mí en el momento en que menos te esperaba, con absurdas explicaciones trataste de convencerme de lo equivocado que estabas y que te había costado mucho encontrarme parecías muy confiado como esperando tu premio por venir a mí, pero en mi realidad ahora ya no significas nada, y aunque la idea de dejarte volver me paso por la mente, me di cuenta que no tiene caso, porque lo que fuiste para mí se quedó en el pasado, y cuando dejas de mirar hacia atrás puedes estar segura de que tomaste el camino correcto, así que lamento decepcionarte, pero ahora soy yo quien ha de cambiar el punto suspensivo que dejaste, para escribir el punto final en su lugar.
Autor: Sunky