No cambies lo que más quieres en la vida por lo que más deseas en el momento, porque los momentos pasan, pero la vida sigue.

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Que bellos eran aquellos días en los que mi mayor preocupación era ponerme de acuerdo con la ropa que me quería poner para usar ese día, aún recuerdo claramente aquellos ayeres en los que solo me dedicaba a soñar, mis padres me educaron de una forma muy libre, ya que a ellos los educaron de una manera exageradamente rigurosa, sin libertades, sin oportunidades para elegir o equivocarse, y se sentían como las marionetas de mis abuelos, porque no tenían derecho a una opinión propia, o a elegir su ropa con libertad.

Creo que ese trauma que mis padres tuvieron de jóvenes los impulso a educarme de una manera completamente diferente, dándome toda clase de libertades y confianza, me permitían hacer prácticamente lo que yo quería, incluso me dejaron a mi elección hasta qué punto quería estudiar o si un día no quería ir a la escuela me dejaban faltar, creo que yo era la envidia de todos mis compañeros y amigos por la clase de padres que tenía, porque lo único que tenía que hacer era avisar a qué hora llegaba y listo, pocas veces me pedían más explicaciones o detalles sobre donde o con quien iba a estar.

No creo que pueda reprocharles nada a mis padres, ellos me educaron como creían que sería mejor, no querían que sufriera lo que ellos y al menos en eso no se equivocaron, mis penas fueron completamente diferentes, porque una adolescente sin disciplina puede terminar haciendo cualquier cosa, y pronto me encontré a mí misma tomando decisiones completamente aleatorias, sin pensarlo mucho, sin siquiera pestañear aceptaba ir a donde quiera que mis amigos me invitaban, poco a poco el tiempo para andar de fiesta y disfrutar de la vida parecía que no me alcanzaba así que decidí dejar la escuela, se los comente a mis padres y me aconsejaron que no lo hiciera pero terminaron respetando mi decisión.

No era que yo tuviera un plan diferente, un negocio en mente, o al menos un trabajo por una ambición, lo único que quería era más tiempo para disfrutar del momento, quería quemar más de ese combustible que se conforma de segundos, minutos, días, semanas, años, ese recurso que una vez desperdicias nunca vuelve a ti, y no fue hasta hace poco que me di cuenta de todo el tiempo que desperdicie en banalidades, y como convertí mi vida en un puñado de leños en el fuego.

Es cierto fueron mis propias decisiones las que me trajeron aquí, la carencia de un plan de vida, de unas metas trascendentes, de una ideología sobre lo que quería y sobre todo la completa carencia de disciplina, como dije sé que mis padres no tuvieron la culpa, ellos solo confiaron en mi toma de decisiones, pero ¿Qué adolescente sabe realmente lo que quiere?, creo que hay momentos donde debes enseñar disciplina y momentos en los que también debes dejar a los hijos ser libre, y ahora que soy madre puedo entender lo complicado sobre educar, pues muchas veces no puedes distinguir la línea entre aprisionar y darles libertad a los hijos.

Es precisamente ahora que soy madre, que me gustaría haber tomado mejores decisiones para que mis hijos tuvieran una vida mejor, me gustaría ser un ejemplo de vida para ellos, pero creo que vuelvo al círculo vicioso de mis padres, porque a meno creo que no me gustaría que se parecieran a mí, tarde aprendí que no deben cambiarse las cosas importantes de la vida como la escuela, o los proyectos importantes por la emoción del momento, porque los momentos pasan, pero la vida sigue.

Autor: Sunky