El hecho de no usar vestidos, no querer casarme o tener hijos no me convierte en alguien rara o extraña, en la actualidad muchas mujeres quieren eso. Sé qué hay más cosas que: ser ama de casa y tener hijos, no lo malinterpretes no juzgo a las mujeres que quieren eso -cada persona tiene su sueño-, pero esta vida no es para mí, no quiero atarme a una vida así, en donde solo tengo que perdonar lo que me marido me haga.
Tu nunca te diste la molestia de conocerme más a fondo, te dejaste llevar por lo que mostraba mi apariencia, y poco a poco comenzaste a juzgarme por cualquier cosa que hiciera e incluso si no lo demostraba tus palabras dolían, duelen e hiciste que tuviera miedo de expresarme, lograste que mi propia familia me hiciera daño y me lastimara.
Y entonces el único lugar donde me debía sentir segura, se convirtió en el lugar donde más sola me sentía. ¿Era tan difícil aceptarme tal cual soy?
Antes de que me diera cuenta me convertí en una pequeña oruga que se escondía en su capullo, escondiéndose de todo y todos, me encerré a mí misma a mis ideas y gustos por complacerte, pero por fin me siento lo suficientemente segura para convertirme en una mariposa y abrir mis alas dispuesta a seguir mis sueños de la manera que mi corazón me indique, sin importar si tengo tu apoyo o no. Es el momento en que muestro mi verdadero yo, en el que buscar cerrar mi cicatriz y recuperar los pedazos que perdí en el camino.
No es tu culpa ni la mía, es solo que nuestros ideales no coinciden y ninguna de las dos tiene que cambiar por la otra. Y nos perdonó a ti por hacerme sentir tan mal conmigo misma, y a mí por dejar que tus comentarios me lastimaran y me rompieran. No te puedo decir que tus comentarios me dejaran de doler, por qué no están sencillo y tus palabras no van a ser sencillas de olvidar.
Me encantaría cerrar esto con un te quiero, pero, el amor es algo que se gana, solo quizá en algún futuro cercano, las heridas en mi corazón hayan cerrado lo suficiente para que nuestra relación mejore.
Por: Jocelyn Gonzalez