Inicio Blog Página 13

Detrás de una canción favorita siempre se esconde una historia no contada.

0

Ha pasado ya mucho desde que nuestra historia se contó, fuimos un momento hermoso que transcurrió como una estrella fugaz, deslumbrándonos a nosotros mismos, y a aquellos que fueron testigos de ese amor que nos tuvimos, fuimos el ejemplo perfecto de un amor intenso, fuerte, y real, fuimos todo aquello que jamás creímos que podría ser, fuimos amigos, amantes, enamorados, sinceros y fieles, fuimos todo eso, y a pesar de todo, nuestra historia encontró su final.

Debo aceptar que después de ti creí que nunca más me podría enamorar, creí que después de haberte conocido nadie sería capaz de llenar el hueco que dejaste en mi vida, esa sonrisa enorme, esos ojos brillantes y grandes, que nunca supe si brillaban de alegría o de inocencia, porque en ellos me perdía mirándolos y nunca terminaba por entender que era lo que sentías exactamente, siempre me pareció que tenían un aire de melancolía, nunca creí en la pareja perfecta, pero cuando te conocí desafiaste esa creencia, porque al menos para mí eras perfecto.

Como siempre y en todas las historias hay complicaciones, pero las nuestras llegaron por las personas que nos rodeaban, que se entrometían en nuestras vidas a pesar de ver nuestra felicidad, tu familia nunca me acepto, nunca me quiso, hoy en día hacer feliz a las personas parece no ser suficiente, y yo nunca fui buena “quedando bien con los demás”, nunca me gusto pretender ser alguien diferente para agradar, nunca me ha gusta llenar de halagos a aquellos que no se lo merecen, y ese ideal me costó el lugar a tu lado, porque tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe y nosotros no seríamos la excepción, fuimos destruidos desde afuera, fuimos presionados para dejar de ser la hermosa pareja que fuimos.

Cuando nos dejamos sabía perfectamente que sería incapaz de olvidarte, y de hecho nunca nos perdimos la pista, hoy en día con las redes sociales es casi imposible no mirar el muro de aquellos que te interesan, pero me limité solo a eso, a observar y esperar que al menos tu fueras feliz, yo a pesar de todas mis predicciones me enamoré, me enamoré de un hombre bueno, que me brinda fuerza, apoyo, amor, ternura, alguien digno de mi por completo, alguien que se merece todo mi cariño y mi corazón, y puedo decir que soy feliz a su lado.

Pero a pesar de eso nadie jamás pudo llenar tu lugar, y en ocasiones el destino me traiciona, y me hace escuchar aquella canción que era la nuestra, aquella canción que me hace recordar “como me sentía a tu lado”, me hace recordar esa historia que tuvimos y que ya nunca más podré contar, porque lo nuestro acabó hace mucho tiempo, pero encontró la manera de seguir presente en mi vida a través de una canción.

Autor: Sunky

Caía la noche

Caía la noche y pensaba en sus ojos, pensaba en su voz y en aquella sutileza al tomarme la mano. Quiero recordar sus besos, quiero recordar el momento exacto en que me di cuenta de que no era tan idiota como creía y que, irreparablemente, no podría volver a verlo como un tipo cualquiera, de esos acostumbrados a una vida fácil.

Caía la noche y exhalaba las dudas, y pensaba en los posibles escenarios que me permitirían robarle sonrisas para que deseara perderse en mis ojos, para que me extrañara incluso antes de marcharme y para que se atreviera a contarme sus miedos; pero pasó fugaz e inadvertido, y duró mucho menos que un parpadeo, ya que apenas pude entrelazar mis dedos con los suyos en contadas ocasiones antes de ver cómo se esfumaba con el aire.

Caía la noche y jamás entenderé por qué no quiso aventurarse en mis cielos, por qué no quiso embriagarse con mi perfume y no terminó de explicarme cuánto me quería, quizá ni él mismo lo sabía y por eso tomó su mano mientras su mirada ebria se despedía. Y lo vi caminar sin mirar atrás, sin titubear y sin decir una palabra.

Caía la noche y me alegré por no confiar del todo, por no derribarme a sus brazos inquietos y a sus labios llenos de mentiras. Me alegré por no regalar mis suspiros a ideas vacías que no tenían fundamento en aquella cabecita. Y lloré… no por tener el corazón roto, sino por haber considerado el hecho de regalarle mis risas, por haber creído que quizá me procuraba de verdad y que deseaba conocerme más allá de un par de caricias.

Caía la noche y retomé la cordura, que todo aquello jamás tendría que haber sido mi culpa. Yo no lancé el primer te quiero y mucho menos pretendí ocultar nada, yo no mencioné el querer algo en serio para después dejar una duda ahogada.

Terminó de caer la noche y decidí no dar más importancia a aquello; al fin y al cabo, lo que realmente vale la pena permanece a tu lado, y lo demás, sin pedirlo se va.

Escrito por: Mayeli Tellez

Para aprender, es necesario caer

Volví a transitar por el sitio en el que no me quedó más opción que aprender; si, aprendí a ser fuerte, a cerrar mi corazón y abrir más los ojos, aprendí que entregar la piel no siempre es un acto de amor, que algunas ¨amistades¨ no valen la pena, que querer detener a alguien cuando este no quiere quedarse es una estupidez, que los malos entornos siempre son los más seductores pero también los más mediocres, que no todas las personas poseen un buen corazón, que enamorarse a veces puede ser un gran error, que aquellos que te lastiman no te hacen más fuerte… te hacen indestructible y que la vida es tan sabía que si no aprendiste la lección te la vuelve a repetir.

 

Aprendí que es un gran error confundir con amor aquello que sólo es carnal, que entregarse a un perdedor nunca será la mejor opción y que creer que las personas habrán de cambiar sólo porque tú tienes la mejor intención de dar tu mejor versión, es de inocentes.

También aprendí que hay personas que incluso mirándote fijamente a los ojos, mienten. Que la piel no es precisamente de quien la eriza, a veces solamente es una tonta reacción del cuerpo a caricias falsas. Y aprendí, que detrás de una aparente sincera sonrisa, pueden esconderse los más malvados sentimientos, de esos que destruyen sin piedad, a un corazón que sólo quería amar.

Pasé por ese sitio en el que no siempre todo fue malo, si, lloré mucho al grado de quedarme sin más llanto pero también declaro haberme sentido sumamente feliz en varias ocasiones. Y aun cuando esa felicidad fuese falsa, me sacó las sonrisas más sinceras.

Aún no logro determinar si fue amor o simple atracción, la necesidad de tener a alguien conmigo, el afán de que alguien llenara mis vacíos, el deseo carnal de poseer y ser poseída, no lo sé. Sólo sé que al final, terminé rota… otra vez.

Finalmente sé que aprendí mucho. Me caí y debo confesar que dicha caída dolió demasiado. Que me llevó mucho tiempo recuperarme y reincorporarme pero lo hice, me puse de pie y continué con la frente en alto porque aunque no haya sido del todo amor, todo lo que hice, todo lo que dije, todo lo que di… fue de corazón y esa es mi gran satisfacción.

Hoy volví a ese lugar y un sinfín de recuerdos vinieron a mi mente. Ya no dolió, simplemente agradecí lo vivido porque de no haber sido así, no sería la mujer que hoy soy… FUERTE, INDEPENDIENTE Y LEAL A SI MISMA, A SUS PRINCIPIOS.

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

Derechos de Autor.

Le echaba tanto de menos que…

Y aquí estaba yo, una vez más, escribiéndole de nueva cuenta a un amor que quizás no me respondería jamás.

Aquí estaba yo, con los recuerdos a flor de piel, con la sensación de que sus caricias continúan en mi piel, aunque si, era así, nadie había pasado por los sitios en que estuvo él, nadie, sus huellas seguían intactas en mí y tal vez eso era lo que dolía más, entre tantas cosas.

Le echaba tanto de menos que quería matar el tiempo con historias que nada tenían que ver con la nuestra pero que me hacían fantasear en que algún día tendríamos su mismo final.

 

Le echaba tanto de menos que, aun en la mesa dejaba intacto su lugar y colocaba su plato por si acaso él un día aparecía a hacerme compañía como los días de ayer.

Le echaba tanto de menos que me compré su loción y la esparcía por toda la casa para sentir que era él quien ahí estaba.

Le echaba tanto de menos que releía sus mensajes una y otra vez, incluso reproducía sus notas de voz y no puedo explicar la sensación que se apoderaba de mí, una mezcla de alegría, melancolía y decepción.

Le echaba tanto de menos que mi reloj aun marcaban las 3 y continuaba siendo enero. Él volvería, lo había prometido, el calendario estaba intacto, así el tiempo trascurrido no me parecía un siglo de tanto extrañarlo.

Le echaba tanto de menos que, soñaba con él, pensaba en él y no quería a nadie que no fuese él.

Le esperaba en el mismo lugar, justo ahí en donde me prometió que lo nuestro no tendría final. Ahí mismo en donde me plantó un beso en la frente y se marchó con la excusa de que yo merecía algo mejor.

Él era lo mejor, por eso continuaba aquí esperándole, sin importar las primaveras o los inviernos que pasaran, aquí seguiría, en el mismo lugar, en ese mismo donde me prometió que nunca tendríamos un final, en ese mismo donde por lo visto decidió no luchar más y aun así, yo continuaba ahí, esperándole…

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

Derechos de Autor.

Yo le quería como a nadie y él me quería como a todas

Trataba, juro que trataba entenderlo, ver qué era eso tan «malo» en mí como para que él posara sus ojos en todas, en todas menos en mí.

Trataba de encontrarme ese defecto que a él le asustaba, trataba y aun sabiendo lo imperfecta que era, vaya que me esforzaba por darle la mejor versión de mí.

Su «incondicional», joder, vaya papel que me había tocado o mejor dicho, que yo misma me había atribuido.

¿En verdad era la única puta forma de tenerlo cerca?

Vaya pedazo de idiota no notar lo enamorada que estaba de él y encima contarme sobre todas sus malditas conquistas.

Si, estaba celosa y furiosa, deseaba echarle a perder todas y cada una de sus citas y no es que no deseara que él fuese feliz, el punto era que yo quería ser esa mujer que le hiciera feliz.

¿Qué tenían ellas que no tenía yo?

¿Por qué la superficialidad debe tener tanto peso en estos tiempos? Que idiota, no darse cuenta de todo lo que era capaz de hacer por él, tal vez lo notaba y tal vez era tan cobarde como para no enfrentarlo o tal vez simplemente le daba igual pero, ¿cómo pueden darte igual los sentimientos de una chica?

No le entendía y posiblemente no quería entenderle, solo quería quererle y un día llegar a tenerle frente a mí. El sueño de besar sus labios continuaba intacto, de acariciar su piel, morder la comisura de su boca, besar sus mejillas y conocer su olor.

¿Acaso pedía mucho?

Por momento desistía porque el papel de ser única y exclusivamente su ¨amiga¨ me aburría. Yo quería serlo todo; su amantes, su cómplice, su confidente, la pieza faltante en su rompecabezas, el tornillo que le hacía falta a su cabeza, todo, absolutamente todo, pero al final del día me visitaba la desilusión… ¡no era nada! ¡No éramos nada!

Tremendo idiota no nota lo enamorado que una chica está de él.

¿Cómo alguien puede ser tan bono como para no notar que el trato que recibe es único y especial? Yo hacía y daba todo por él y a cambio sólo recibía gratitud como si con ello mi corazón fuera a ser feliz. ¡Qué complicado! Este tema del amor comenzaba a parecerme una total mierda, ¿por qué no puede ser tan sencillo como elegir a alguien y que ese alguien se enamore perdidamente de ti?

¡Estúpido cupido!

Una vez más lo había hecho, flecharme con el hombre incorrecto, ese al que yo quiero como a nadie pero que él, me quiere como a todas…

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

Derechos de Autor.

Los amores no se olvidan, se superan

Un día le entregué mi corazón a quien no debía pero ¡que carajos! adivinar a quien no y a quien sí, algo casi imposible de saber y entonces ahí estaba, pensándole a diario, deseando el día de por fin tenerlo frente a mí, besarlo y abrazarlo, respirar su olor y escuchar su voz.

¿Por qué cupido suele equivocarse con tanta frecuencia?

Al cabo de un tiempo toda aquella felicidad terminó opacada por la tristeza y el dolor. Me sumía en las cuatro paredes de mi habitación y yo misma me hacía sentir dolor.

Esperaba que este fuese más intenso que el que me había provocado aquel amor porque pensaba que así terminaría olvidándolo pero no, me di cuenta que nunca se olvida, se supera.

Si, se supera con la distancia, con el paso de los días, con las lágrimas que caen de tus mejillas.

Se supera cuando se comprende que la vida continua, que la vida no te espera, no se detiene y no se pausa.

Todo sigue su curso y en ese lamentar te vas perdiendo de un sin fin de cosas que son para disfrutar y entonces ¿qué nos queda decir? ¨si hubiera¨… la frase que nos excusa de nuestra cobardía.

Es cierto que cerré mi corazón, es cierto que me he vuelto un poco más dura, más testaruda y que casi siempre suelo estar a la defensiva.

Sin embargo, también es cierto que continúo con una gran capacidad para amar y aunque temo volverme a enamorar, no titubearé cuando frente a mi tenga al hombre que me haga volver a sentir, me permitiré que se abran de par en par las puertas de mi corazón y dejaré entrar al hombre que con su amor derrita el hielo que se formó en mi interior…

Y es que ¿por qué optamos por negarnos una nueva oportunidad si nosotros no fallamos, nos fallaron?

Además, no todos los hombres son iguales, existen quienes ya pasaron su etapa de estupidez y dejaron de jugar con muñecas, hay hombres que si saben asumir compromisos y que saben amar con todo su corazón. ¿Por qué no ser feliz si me lo merezco?

Es cierto que duele que te fallen, que te mientan, que te engañen, que te ilusionen en vano, que rompan las promesas, que te hagan infeliz y que no te amen. Pero DUELEN LAS PERSONAS, no el amor y aunque los amores no se olvidan, hoy tengo claro que se superan y tarde o temprano habré de superar las heridas que me causó aquel mal amor.

El amor no duele, lo que duele son las personas que no saben amar pero no por ello te negarás la oportunidad de abrir las puertas de tu corazón de par en par, a veces el riesgo vale la pena…

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

Derechos de Autor.

A veces está bien mandar todo a la mierda y volver a empezar

A veces está bien vivir a nuestra manera sin escuchar los consejos o las experiencias de los demás.

Está bien que nuestra burbuja se reviente y nuestro mundo color rosa se torne oscuro.

Está bien acelerar un poco más incluso cuando uno sabe que se va a estrellar.

Está bien huir, marcharse lejos, empacar un poco de nada e ir en busca de todo.

A veces está bien no ser tan perfecta, cometer errores y no aprender de ellos.

Está bien ser arriesgada, rebelde y aventurera aun cuando sabes que eso tendrá consecuencias fatales.

Está bien llorar, explotar de enojo, darte el lujo de tener buenos y malos momentos, encerrarte en tu burbuja y no querer saber de nadie.
Está bien ser un poco o muy egoísta y pensar solamente en uno mismo y dejar a los demás para luego.

A veces está bien ser despreocupados, vivir la vida desenfadadamente y darnos de topes contra la pared por ello.

Está bien renunciar, fracasar pero con la condición del que el día de mañana te levantarás y lucharás con más fuerzas que en el ayer.

Está bien sentirte cansada, derrotada y vencida, sentir que ya no puedes más y encerrarte por creer que nadie te comprende.

Está bien dejar de ser, dejar de aparentar, sacar tu peor versión, mostrar tus cicatrices y platicar sobre tus fantasmas.

A veces está bien inventarte otra identidad, cambiar de personalidad y usar ante los demás una máscara.

Está bien ser reservada, no mostrar sentimientos o transpirarlos por la piel.

Está bien dejarse llevar, entender que la vida no viene con instrucciones, que la vida no es vida si no se cometen errores.

Está bien cambiar, marcharse a otro lugar, respirar otros aires, conocer gente nueva o simplemente encerrarse en uno mismo.

A veces está bien perderse pero sólo con la finalidad de reencontrarse. Tenemos 365 oportunidades y si no funciona el plan A, tienes muchas más opciones. Solo nunca olvides quien eres, cuáles son tus sueños y a dónde perteneces.

Todos tenemos esos momentos en que queremos ser y no somos, queremos volar y nos estancamos, queremos lograr y no lo intentamos, queremos dejar de ser y volver a serlo todo y eso, eso está bien.

Vinimos a este mundo a ser felices, no perfectos ¡recuérdalo!

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

Derechos de Autor.

 

Los COBARDES continúan rompiendo corazones…

A ti que me dejaste marcada de por vida (sé que donde quiera que estés, me leerás):

No es una gracia volverte a escribir, no te mereces ni una sola palabra, sin embargo, no puedo con tanto sentir, no logro estar en paz conmigo misma, no logro volver a ser yo ni sé cómo volver a ser feliz.
Sabes… Tanto ha sido el daño que aún tengo pesadillas, vuelvo a las escenas en las que cruelmente esperaba tu llegada y como era de suponerse tú jamás llegabas. Aún siento el dolor de la desilusión, aún continúo llorando en sueños y sigo sin entender todos tus miedos (los cuales siempre fueron absurdos pretextos).
Aún vuelvo a la escena en la que te preparaba una cena romántica y esperaba poderte seducir, esa noche en la que por fin podría mirarme en tus ojos, en la que por primera vez habría de besar tus labios y acostarme en tu regazo, para mi fortuna o desgracia tampoco asististe nunca y sabes qué, aún no logro aliviar cada lagrima que derramé.
Aún me cala el dolor y la rabia en los huesos.

Aún continuo tratando de entender porque a mí, porque así.
Aún tengo miedo de ti, de ese ser extraño que eres, de que un día aparezcas y que no sepa que eres tú quien por meses me lastimó.
Aún tengo miedo al amor, no logro concebir una cita, no logro querer a nadie como te quise ni dejo siquiera que se acerquen un poco y si lo permito, da igual, tal vez nunca llegue a significar tanto como significaste tú.
Aún te quiero, aún te comparo y te busco en otros, tal vez no a ti pero si al ser que fuiste por mí.

Aún no logro salir a la calle y sentirme segura, pienso que en cualquier lugar puedes estar.

Aún recuerdo todas nuestras locuras, las fechas, los detalles, los días que tú hacías especiales.
Por más que trato de olvidar sigues presente, sigues doliendo y sigues lastimando.
No eres mi mal necesario, quisiera arrancarte de mi mente y corazón, pero la fuerza que me une a ti es más fuerte que yo.


Aún miro aquellas fotografías, que aunque falsas son las únicas en las que aparecemos «juntos».
Aún recuerdo tu voz y más que darme miedo solo puedo echarla de menos.
Tal vez estoy mal, pero me marcaste de tal forma que después de ti, no deseo conocer a nadie más, mis sueños ya no son tranquilos, mis planes se fueron al olvido y aunque te extraño mi corazón no logra perdonar lo sucedido. Este fue el cuento más retorcido que pudo haber existido y aun así… No logro dejarte en el olvido.

Ni siquiera yo que lo viví es que logro entender cómo alguien puede tener tan enfermo el corazón y la mente. Quisiera entre todo decirte que te odio porque no he podido tener un sólo segundo de paz, sin embargo no logro que sea así y no por ti, sino por mí, porque sé que odiarte no me haría bien y lejos de conseguir olvidarte, el odio solo terminaría envenenándome.

Quisiera volver a ser feliz, feliz y sonreír como aprendí hacerlo por ti, qué difícil es asimilar la cruel realidad; no saber qué rostro ponerle a mis recuerdos, no saber cómo llamarte cuando te echo de menos. Que jodido ha sido todo y que destrozada me he quedado. Y si deseas saberlo, sí, me has marcado. Tu hazaña tuvo éxito, ojalá la vida te deje vivir con ello… Y a mí, que me enseñe a perdonar para por fin poder olvidar lo que nunca se debió dar.

COBARDE, por enamorar y romper a una persona que te quiso con todo su ser…

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

Derechos de Autor.

Y al final del día… tú tampoco fuiste la ¨excepción¨.

Y entre todas las cartas que te he escrito y que no me he atrevido a enviar, espero que en esta ocasión si me leas, ¿irónico no? hablar a diario y tener que recurrir a letras plasmadas en papel. ¿Irónico no? sentir tanto por quien precisamente no me habrá de corresponder.

¿Por qué esta carta? Muy simple, tal vez esperaba que fueses la excepción pero finalmente vine cayendo en el mismo error… esperar que alguien cumpliese con su palabra pero entonces fallaste a la cita acordada.

Exactamente no sé que pasa por tu cabeza y tu corazón, eres tan complicado de entender y difícil predecir que, simplemente siempre termino llevándome una sorpresa contigo.

Probablemente no sientas nada por mi o tal vez ni siquiera lo sabes, el punto es que yo si lo sé. Te quiero y mucho y aunque todos tenemos nuestros miedos, para ti debería ser importarte comenzar por permitirte sentir, dejar que las personas se acerquen a ti y dejarles entrar a tu mundo. Por mi parte, debo comenzar a trabajar con eso de no entregar todo de mi a las personas, no encariñarme tan rápido y no aferrarme, hablando especialmente de ti o tal vez haciendo referencia a otras personas que hayan estado en mi vida a los cuales no les sentí tan puramente como te he sentido a ti, ese amor que aunque tú no sientes, a mí me hace sentir paz y tranquilidad.

Tal vez todo se deba a mi miedo a no estar sola, pero ya es tiempo de hacer lo que más me aterra: comenzar a vivir sola y con el corazón cerrado, o más bien exclusivamente abierto para mí.

No es egoísmo ni orgullo, simplemente he invertido tiempo de más en ganarme un lugar en tu vida y en tu corazón y creo que no debería ser así, simplemente si tú lo quisieras y a ti te naciera, me colocarías en un lugar especial, pero en fin, siempre quedo al final del camino, das pasos tan grandes que me cuesta alcanzarte y al final del día cada que decides retroceder… ahí estoy, aunque casi siempre sea trasparente para ti. Me cuesta trabajo continuar dejando pequeñas luces para que reconozcas el camino hacia mí. Me desgasto, me absorbo y pierdo fuerzas. Te quiero pero definitivamente debo quererme más yo…

No cumpliste con tu palabra, no apareciste en esa ¨cita¨ acordada, no hubo un mensaje de texto, una disculpa o algo que aunque sea me hiciera pensar que tu si querías pero tus tiempos no lo hicieron posible. No hubo nada, solo no lo recordaste y con ello me demuestras el poco interés.

 

¿Cómo se puede seguir luchando por alguien que en cada intento te provoca un desaliento? ¿Cómo conquistar a un corazón tan frío como el hielo? ¿Cómo hacerte presente para alguien que cada segundo te demuestra que jamás te tendrá en su mente?

Es ilógico querer tanto a alguien para quien no significas nada, absolutamente nada.

Y al final del día… tú tampoco fuiste la ¨excepción¨.

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

Derechos de Autor.

Sola y feliz, porque si se puede y es normal.

0

Llevo un tiempo que decidí estar sola, sí leíste bien lo decidí, no es una necesidad para mi, no es que no tuviera de otra y me tuviera que resignar, simplemente decidí darme un tiempo para acomodar mi vida personal, el tener a un compañero puede ser algo muy lindo, pero también exige demasiado tiempo, y hay veces que por estar con la otra persona terminamos descuidando nuestros propios asuntos, así que aprovechando mi último intento fallido de encontrar el amor he decidido tomarme un tiempo para dejar todo en orden antes de dejar entrar alguien más a mi vida.

Soy una mujer muy segura de mi misma, desde chica aprendí a enfrentarme a las adversidades y a buscar la respuesta a mis preguntas, y cómo resolver mis problemas, no digo que todo lo he logrado sola, tengo la suerte de contar con algunos familiares que siempre me han apoyado, y también de algunos amigos que han sido mis fieles compañeros y confidentes en cada uno de los pasos que he dado, quizás eso es algo que también me ayuda no sentir esa “necesidad” que muchas personas expresan al sentirse solas de buscar a alguien que les acompañe lo más pronto posible.

Yo no tengo la necesidad de alguien que me complemente, soy suficiente para hacer lo que sea necesario, y si se me presenta algo con lo que simplemente no puedo, pido consejos, y sigo intentando, para mi la compañia de alguien más es simplemente con el sentido de compartir lo bueno y lo malo de la vida, tener alguien con quien descargar esas ganas de amar que todos sentimos dentro de nosotros, pero no es para apoyarme en mis miedos, no es para cubrir mis carencias, no es para que me proteja de nada, porque para todo eso yo sola puedo.

Me gustan los hombres sinceros, y me gusta que las relaciones tengan un aire de libertad, me gusta sentirme libre para hacer lo que quiera, me gusta pensar en el amor como un trato en el que los dos están hasta que a uno le deja de gustar, me gusta sentir que en cualquier momento puedo perder la compañía de quien está a mi lado, me gusta que ellos sientan lo mismo hacia mi, no porque piense andar de coqueta volando de flor en flor, sino porque sentirte “sin la pertenencia de nada” agranda el deseo de estar con la persona amada, me gusta pensar que hoy podría ser el último día que podríamos estar juntos porque así valoro cada instante que la persona me regala.

Me gusta que él que esté a mi lado sepa que puede perderme, porque regularmente de esa forma te cuidan más, están más atentos de ti, me gustan esas relaciones sin ataduras, me gusta sentirme libre de volar en el momento en que la otra persona cambie, y sobre todo, me gusta saberme auto suficiente como para no depender de nadie, porque así mi felicidad me pertenece a mi y no a nadie más, así nadie puede quitarme mi felicidad cuando se va.

 

Autor: Sunky

 

No es tan fácil

Las personas están acostumbradas a aferrarse a estúpidos recuerdos, aun cuando estos ya no tengan futuro, y por eso te admiro. Admiro la manera y el coraje tuyo para hacerlo, para intentar olvidar. Pero no es tan fácil ¿sabes por qué? porque los recuerdos puros están en la mente, no en lo físico.

No podrás detener lluvias en días nublados o estar cien por ciento seguro de que las tonadas de aquellas canciones no sonarán a lo lejos. No podrás destruir esos lugares en los que me miraste a los ojos ni evitar observar para siempre aquella luna con la que tanto me comparaste.

No podrás impedir cruzarte con aquellas personas que podrían saber algo de mí, ni de manera inconsciente evitar comparar algunas actitudes mías que tanto te encantaban con las de nuevas personas con las que intentes salir. No es fácil, claro, tampoco imposible.

Admiro tu coraje, pero después de lo vivido tu esfuerzo parecerá vano, y aún así, no te rindas: olvídame. Yo te ayudaré evitando cruzarme en tu camino, evitando llamarte o preguntar cómo estas. Olvídame, reúne aquellas fuerzas eternas y optimistas… y olvídame.

Pero te daré un último consejo: Para olvidarme debes dejar de amarme u odiarme. Para olvidarme no debes sentir ni una gota de cualquier emoción al, por error, recordarme. No es el eliminar canciones o romper cartas, es el ya no sentir nada al escucharlas y leerlas. No es cortar lazos con quienes puedan saber algo de mí, es hablar con ellos y no tener la tentación de preguntarles cómo me encuentro.

Y es que a fin de cuentas no es querer olvidar, es más bien olvidar sin que te des cuenta. Es olvidar sin querer realmente hacerlo.

No es tan fácil, pero olvídame.

Escrito por: Mayeli Tellez

Los comienzos de cero no existen

Como personas tenemos esa habilidad de dañar lo que más amamos, ese efímero, repetitivo e inconsciente gusto por lastimar y después culparnos por las consecuencias. Pero lo peor de la situación no es el hecho de lastimar a quien amas, sino lastimarte a ti mismo al ver lo que has logrado por esas diminutas acciones.

La confianza vuela, no vuelve a ser la misma después de cada error. Los comienzos de cero no existen, siempre queda la espina que taladrando tu cerebro te manda señales de alerta para ponerte a la defensiva. El problema entonces no es herir a quien amas y terminar lastimándote a ti mismo… el problema es pretender comenzar totalmente desde cero, fingir que no nos dañaron o que nosotros mismos no dañamos, mentirnos y creer que un mismo amor puede nacer dos veces. 

Somos tan imperfectos que creemos en la perfección. Creemos que el amor debe seguir un estándar, que debe haber ciertas limitantes que nos dicen en qué situaciones podemos ser felices y en cuáles no, para lograr entonces un amor perfecto. Y ese amor perfecto no existe, porque se transforma al pasar los días y con cada error. 

“Nuestro pasado nos tiene condenados” leí de esa persona alguna vez, y creo que es cierto, tan cierto y cruel que  sólo leerlo me partió en dos. El pasado no puede olvidarse, pues por él somos lo que somos en este momento. Nos hemos engañado tanto en cómo debe ser el amor perfecto, que olvidamos simplemente amar, amar como sabemos, con heridas, con cicatrices, con errores, amar de manera imperfecta, amar a aquella persona que te dañó y dañaste tantas veces.

Nada que valga la pena será demasiado fácil. ¡Pero vaya! qué tontería, seguro al leer esto pensarás que estoy loca ¿cómo amar puede consentir los daños?pero no me refiero precisamente a vivir en una relación de infierno, me refiero a que aunque exista un pasado que nos condene, ese pasado es el que me hace amarte de la manera en que lo hago. 

Es ese pasado el que a gritos pide seguir luchando. Es el pasado que hace algunos días decidió morir por buscar un amor perfecto “sin errores” como dijo una idiota alguna vez. Esa idiota soy yo. ¿Pero quién dice que no es este texto un daño inconsciente más para ti y para mí?

Ya no me duelen las heridas como lo hicieron ayer y tengo la certeza de poder olvidar, conservando las lecciones, porque lo he hecho ya. Y puedo correr como loca para buscar un nuevo amor con el cual volver a empezar, con quien pueda volver a soñar y sentir mariposas en el estómago. Sé que debe haber alguien por ahí, dispuesto a querer amarme y construir una historia. Sé que puedo encontrar a alguien como lo hiciste tú, pero ¿sabes? nuestro pasado nos condena. 

Nuestro pasado nos condena a tal grado de que cada daño será miel cuando lo recuerdes y querrás volver a tenerme entre tus brazos. Espero que no haya sido un error demoler ese pasado, como ambos lo hicimos, por buscar a alguien más cuando nos teníamos en frente. 

Espero que cuando te des cuenta de que ese maldito pasado que condena es lo que nos hacía amarnos con tanta fuerza, no esté ya enamorada de alguien más, y creyendo que esto que escribí fue una tontería…

y ya no haya vuelta atrás.

Escrito por: Mayeli Tellez