Soltar a quien no sabes cómo hacer feliz… eso es amor

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Tenía apenas 14 años y tú 16, eras el chico popular al que lo seguían una multitud de chicas; unas tan sólo te buscaban por interés, otras por diversión, otras eran sumamente bonitas, otras las prospectas ideales, otras las que tus padres hubiesen querido para ti y yo… yo no encajaba en ningún grupo pero ahí estaba; observándote a diario a lo lejos, suspirando más profundo cada vez que te miraba y escuchando como mi corazón se agitaba cuando cerca de mi pasabas.

En aquel entonces yo era un caos (tal vez continúo siéndolo), mi cabello siempre lucía despeinado, mi falda siempre estaba corta, mis uñas mordidas y tenía aires de superficialidad aunque sólo era una niña que temía de todo y todos, buscaba no ser lastimada y mi comportamiento solía ser un tanto altanero para que todo mundo se alejara.

Aun así, pasaba mis días observándote, nunca pensé que algún día tú me mirarías, pero entonces el destino conspiró a mi favor y entre toda aquella multitud que te perseguía, tú posaste tu mirada en mí.

Éramos polos opuestos… tú el chico atractivo y yo sumamente gris, tú inteligente y yo no tan buena para el inglés, tú calma y yo tempestad, tú tranquilo y yo un torbellino, tú el chico bien portado y yo la niñita rebelde desafiando siempre al mundo.

No sé cómo ni cuándo, sólo recuerdo que me miraste como nadie más y entonces se dio ese romance, ese mismo al que muchos llaman ¨primer amor¨ y que dicen jamás se olvida.

Contigo aprendí un sinfín de cosas que, a decir verdad, aunque las he vuelto a repetir, no se han sentido igual.

Aun puedo recordar las locuras, las escapadas, aquellas tardes bajo el portal de mi casa, los días en tu auto escuchando música, las fiestas, los juegos, nuestro rincón en una parte del cielo, puedo recordar los besos y las caricias, las únicas que tuve con verdadero amor, esas madrugadas de carcajadas, las primeras ocasiones en que bebimos alcohol, tu manera de cuidarme, de chiquearme, de demostrarme cuanto me amabas pero también, puedo recordar las veces en que fallé y que mi inexperiencia y estupidez me llevaron a perderte, a perder lo que tanto amé.

No sé puede recuperar a alguien que se ha dejado ir para que vaya en busca de alguien mucho mejor. Yo fui consiente, jamás fui lo que merecías, jamás logré estar a tu altura, jamás pude ser la chica estable que te demostrara su amor quedándose a tu lado enfrentando todos los obstáculos. Jamás supe luchar y entonces, después de años alguien supo llenar perfectamente mi lugar.

No le guardo rencor, ni siquiera tendría por qué. Hoy después de años luces tan bien que, cualquier chica enloquecería por ti tal cual como cuando éramos niños.

Hoy he vuelto a mirarte. Has besado mi frente como cada vez que algo me salía mal y eso significaba un ¨todo saldrá bien¨, me has visto apurada, viviendo una vida que tal vez no del todo me correspondía pero que así la he decidido yo. Hoy luces más maduro, más distinto, más experimentado pero tu corazón noble y bueno sigue intacto. Y yo… continúo igual, sigo siendo el mismo caos, aquel mismo que sólo se enamoró una sola vez pero que al amor dejó escapar.

Continúo siendo la misma loca y despeinada. Has sonreído mientras has puesto mi cabello tras la oreja como antes. Se siente distinto ahora pero me agrada. A veces no es tan malo dejar ir al ¨amor de tu vida¨ si sabes que estará mucho mejor lejos, que a tu lado. Y ese abrazo en el que me has encerrado me ha traído de vuelta los días pasados, los cuales sigo atesorando y no está tan mal saber que dentro de poco tu vida cambiará radicalmente. Hice bien en dejarte ir, hiciste bien en mirarme como nunca nadie lo hizo porque desde entonces, nunca más volví a ser gris pero sin duda alguna, una gran parte de mí, se quedó junto a ti.

Ahora te despides con un beso en la mejilla; es curioso, es extraño, es raro pero, está bien, eres feliz, estás con la mujer indicada y esa, es mi mejor paga.

Suena estúpido dejar ir a quien amas, pero suena lógico cuando no logras ser la persona que a quien amas ha de merecer.

Dicen que el primer amor nunca se olvida, ¡es verdad! hoy lo descubrí, hoy te vi, hoy sonreí al verte tan feliz… porque sé que a esa felicidad yo contribuí al dejarte ir…

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

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