Yo le quería como a nadie y él me quería como a todas

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Trataba, juro que trataba entenderlo, ver qué era eso tan «malo» en mí como para que él posara sus ojos en todas, en todas menos en mí.

Trataba de encontrarme ese defecto que a él le asustaba, trataba y aun sabiendo lo imperfecta que era, vaya que me esforzaba por darle la mejor versión de mí.

Su «incondicional», joder, vaya papel que me había tocado o mejor dicho, que yo misma me había atribuido.

¿En verdad era la única puta forma de tenerlo cerca?

Vaya pedazo de idiota no notar lo enamorada que estaba de él y encima contarme sobre todas sus malditas conquistas.

Si, estaba celosa y furiosa, deseaba echarle a perder todas y cada una de sus citas y no es que no deseara que él fuese feliz, el punto era que yo quería ser esa mujer que le hiciera feliz.

¿Qué tenían ellas que no tenía yo?

¿Por qué la superficialidad debe tener tanto peso en estos tiempos? Que idiota, no darse cuenta de todo lo que era capaz de hacer por él, tal vez lo notaba y tal vez era tan cobarde como para no enfrentarlo o tal vez simplemente le daba igual pero, ¿cómo pueden darte igual los sentimientos de una chica?

No le entendía y posiblemente no quería entenderle, solo quería quererle y un día llegar a tenerle frente a mí. El sueño de besar sus labios continuaba intacto, de acariciar su piel, morder la comisura de su boca, besar sus mejillas y conocer su olor.

¿Acaso pedía mucho?

Por momento desistía porque el papel de ser única y exclusivamente su ¨amiga¨ me aburría. Yo quería serlo todo; su amantes, su cómplice, su confidente, la pieza faltante en su rompecabezas, el tornillo que le hacía falta a su cabeza, todo, absolutamente todo, pero al final del día me visitaba la desilusión… ¡no era nada! ¡No éramos nada!

Tremendo idiota no nota lo enamorado que una chica está de él.

¿Cómo alguien puede ser tan bono como para no notar que el trato que recibe es único y especial? Yo hacía y daba todo por él y a cambio sólo recibía gratitud como si con ello mi corazón fuera a ser feliz. ¡Qué complicado! Este tema del amor comenzaba a parecerme una total mierda, ¿por qué no puede ser tan sencillo como elegir a alguien y que ese alguien se enamore perdidamente de ti?

¡Estúpido cupido!

Una vez más lo había hecho, flecharme con el hombre incorrecto, ese al que yo quiero como a nadie pero que él, me quiere como a todas…

Autor: Stepha Salcas  (Diario De Una Bipolar)

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