Inicio Blog Página 5

Si no me supiste amar, ahora te puedes marchar

Muchos me pueden definir como una mujer que lo da el todo por el todo, que es apasionada, que da todo sin pedir nada a cambio, que hace bien sin ver a quién.

Soy una mujer decidida por lo que quiero en la vida, me encantan los retos, las aventuras, el amor, la ilusión. Quizás para muchos soy un poco diferente pero no hay problema con eso porque me siento bien así, y hasta ahora no me retracto ni me afecta nada de lo que he hecho.

Mi pareja y yo llevamos un tanto de tiempo juntos, al comienzo todo era “ok” yo de verdad pensé que podía mejorar, y digo mejorar porque tenía cualidades que no eran muy de mi gusto, pero como nadie es perfecto pensé que lo ayudaría a cambiar y ya eso quedaría atrás.

Él tenía una forma de ser un poco lenta y perezosa, y esto era lo que me hacía tinglar las orejas. Yo me esforzaba por compartir momentos inolvidables, salir de la rutina, divertirnos, hacer lo que a él le gustaba pero todo fue en vano.

Llego un momento en que me pregunte ¿Qué quedaba de mí? ¿Quién me amaría a mí? Si yo era la que estaba entregando cada parte de mí y no recibía la misma pasión, el mismo afecto y entrega.

El amor no se trata de recibir, se trata de dar. Y él no me supo amar, no supo calmar la sed que emanaba de mí, yo estaba dispuesta a hacer lo que sea por él. Hablaba en serio, mis palabras eran reales y sin titubeo, pero de él no obtenía lo mismo. Solo percibía pasividad, una respuesta tardía, y nada calmaba mi sed.

Entendí que mi amor no era para él y el de él no era para mí, comprendí que mi corazón es apasionado, aventurero y que no tiene miedo de darlo todo. Ese es el amor que espero, que me ame con locura hasta verter en mí la última gota de amor.

No me arrepiento del tiempo que estuve con mi pareja porque así fue que me di cuenta de la calidad de mi corazón y lo que merezco. A ese amor que no progresó le puedo decir que ahora es tiempo de marcharse, y a este amor que queda conmigo lo atesoro para alguien que sé que puede amar con esa fuerza al igual que yo.

Nuestra amistad no conoce distancia ni circunstancias

A ti amiga del alma va dirigida esta nota. A ti que no te importó nada a la hora de socorrerme, en el momento que más te necesité allí estabas tú para ser mi alcahueta y mi apoyo.

Muchos no entendían nuestra amistad, pero eso no nos importada, cuando estábamos juntas era parecido a cuando cae una menta en una gaseosa, explotábamos juntas, todo era divertido. Los momentos más tristes por los que pasamos tuvieron sentido solo porque nos teníamos la una de la otra.

No veíamos la hora cuando nos teníamos que encontrar y contarnos cada detalle de aquello que era emocionante para nosotras. Me acuerdo de mi primer novio, me decías que no me merecía. Luchaste hasta el final para que abriera los ojos, y gracias a ti me ahorré una triste historia de amor, me hiciste dar cuenta de lo que valgo.

Ahora me dices que debes irte lejos, que ya no compartiremos esas largas horas de plática amena, que ya no saldremos a divertirnos, que nuestras conversaciones estarán limitadas a unos cuantos minutos por teléfono, ¡Esto me parte el alma!

Sé que no es tu culpa, que solo son las circunstancias de la vida que no piden permiso para darse paso. Pero este quizás sea el sacrificio más grande que podamos experimentar por última vez juntas, la despedida.

Extrañaré tu mirada, esa que con solo un revirón de ojo me hacía saber que no debía hacerlo, o que con una gran carcajada me hacías sentir la más cómica del mundo. Aunque muchas veces no pensábamos lo mismo eso era lo que nos mantenía tan unidas, porque ambas nos complementábamos y nos hacíamos crecer.

Esos días los extrañaré con todo mi corazón. Pero ambas sabemos que nuestra amistad no llegará hasta aquí. Que nuestra a mistad es tan fuerte que romperá todas las barreras, incluso la distancia. Más bien esto nos fortalecerá para seguir luchando, porque las cosas que me enseñaste las atesoro muy adentro de mi corazón. Estas no se consiguen en un libro de frases, sino que se enseñan con los años, con el roce, con las caídas.

Ten por segura que aquí estaré para ti, en cualquier momento ya sea bueno o malo podrás levantar el teléfono y sabrás que me encontrarás. Sé que será difícil separarnos, pero la vida se encargará de reunirnos otra vez. Todo lo que empieza bien termina bien, y nuestra amistad no fue un accidente, más bien fue un regalo de Dios.

Solo le pido a Dios que te cuide a donde vayas, que sigas siendo esa persona humilde y alocada. Esa persona que le saca una sonrisa a la más seria, que le levanta el ánimo al más triste. Sé que este no es el final para nosotras sino un hasta luego.

La verdadera amistad es la que no conoce pretexto, es la que da todo por esa amistad, es la que sin tener ningún lazo de sangre que nos una nos hace sentir hermanas de verdad. Es la que te acepta con todos tus errores y te ayuda a superarlos sin criticarte.

Quiero decirte una vez más que te quiero muchísimo y que nunca te olvidaré. Aquí tendrás a la mejor hermana y amiga.

Y ahora quieres regresar…

No seas egoísta. No insistas en algo que ya ha acabado. Si cuando yo quería solucionar las cosas te hacías de oídos sordos y fingías que nada pasaba. Me hacías creer que la culpa era mía y que imaginaba cosas que no sucedían. No te importaba nada de lo nuestro… y ahora resulta que no puedes seguir sin mí.

¿Y dónde quedo yo? ¿Dónde quedan las noches en que me quedaba esperando tu respuesta? ¿Dónde quedan los días en que sobraban las excusas para no estar a mi lado? ¿Y todas aquellas veces en que intentaba de todo y nada cambiaba?  Cada esfuerzo era vano y ahora resulta que fue a mí a quien no le importó.

¿Y dónde queda mi amor? ¿Dónde queda cada minuto en que no podía soportar la idea de perderte? Y las horas en que no tenía fuerzas y me sentía derrotada. ¿Dónde quedaron aquellas ganas de comernos al mundo y ser tan felices? y luego tu rostro malhumorado en el reflejo de la ventana.

No te atrevas a decir que la culpa fue mía, que no te amé lo suficiente. No intentes disfrazar tus culpas con excusas baratas y chantajes ridículos. Sabes perfectamente que te di todo de mí y no supiste qué hacer con ello. No supiste cuidarme ni valorarme, no supiste corresponder a lo nuestro.

Y ahora estas ahí, pretendiendo que vuelva a tomar tu mano, que me cuelgue de tus brazos y me ahogue en tus besos. Ahora extrañas los mensajes largos y las llamadas inesperadas, y deseas con toda el alma que admita que te extraño y que todavía te quiero.

No pierdas tu tiempo. Intenté de todo en su momento y ya se me han agotado las ganas de seguir contigo. Cada lágrima que derramé sacaba de mi pecho un pedacito de ti, hasta que no quedó nada. No soy cruel y esto no es venganza, es justicia, es amor propio.

¿Ahora quieres regresar? No. Debiste darte cuenta antes, de todo lo que perdías.

Escrito por: Mayeli Tellez

Una Mujer fuerte es…

Siempre he escuchado la frase que dice que “A las mujeres fuertes nadie las quiere ni las soportan”. Los hombres concuerdan al preferir a las mujeres indefensas y débiles, dicen que las mujeres que son fuertes dan temor por su sentido de independencia. Este miedo de ellos proviene desde el momento en que ella decide terminar con la relación y decir ¡Adiós! No habría ningún impedimento para que esto no se diera.

Cuando escucho a las personas hablar de nosotras me lleno de mucha rabia y solo debo tomarme un poco de tiempo para no decir nada, ¿Qué ganaría con discutir con ellos? Perder un poco de mi tiempo tan valioso, si cada quien tiene una opinión diferente.

Estas palabras han estado en mi mente un buen tiempo, vienen a mi cabeza luego de que me exalto en una situación donde me veo frustrada por un carácter débil. Creo que esas personas que nos etiquetan como mujeres fuertes no saben realmente quienes somos y se los voy a definir en las siguientes palabras:

Ser una mujer fuerte es aprender a defenderse sola, que aunque las circunstancias sean terribles nunca tendrá una cara triste, al contrario, conseguirás una sonrisa en su rostro. Quiere decir que soy autosuficiente y que me siento completa no necesitando que me den algún título para ser amante, esposa o novia.

Ser una mujer fuerte significa que cuando tenga que hablar lo haré, aunque no pensemos lo mismo, pero descuida, seré lo suficientemente inteligente que me dirigiré con prudencia y propiedad. Pero que esto no te dé por pensar que nunca pido ayuda, claro que lo he hecho, más bien esto me dice que no soy perfecta.

Ser una mujer fuerte no es porque pienso en mi nada más, siendo egoísta por pensar en un mundo propio, al contrario, porque nos queremos y valoramos podemos amar con mucha pasión y locura.

Dicen que somos muy difíciles de amar, y yo pienso que es un pensamiento equivocado, más bien somos mujeres que no nos complicamos por nada, siempre estamos tranquilas porque no titubeamos en nuestras decisiones.

Nosotras podemos ser fuertes pero también sabemos cómo dar amor, porque amamos con sinceridad, porque aprendimos a amarnos a nosotras mismas.

Pero ¿Por qué nos tienen temor y nos ven con malas caras? Solo porque nos salimos del molde, porque no sabemos copiar las mismas respuestas, sino que somos totalmente originales en todo lo que hacemos, desde el hablar hasta la forma en que vestimos. Todo se trata de nuestra actitud positiva ante la vida.

Una mujer fuerte no mide los riesgos, se lanza al vacío sabiendo que valió la pena. Damos más soluciones que problemas, y lo mejor de todo es que dejamos claro quiénes somos así nos digan que no encajamos en esta vida.

Cuando una puerta de amor se cierra otra se abrirá

La esperanza es lo último que se pierde, así dicen por ahí. Por eso sé que para cada persona existe el amor. Estoy de acuerdo con tomarse el tiempo para esperar por la persona indicada. Pienso que el que se desespera pierde.

Cuando apresuramos las cosas o las obligamos a ser, por naturaleza jamás terminan bien.

Hace unos años me enamoré de un hombre sencillamente fascinante, diría que era mi complemento. En él sentía calma, protección, amistad, respeto y sobre todo amor. Digo que era mi complemento porque yo soy todo lo contrario a él, muy espontanea, alegre y extrovertida.

Con él pase los mejores años de mi vida, sentía que habíamos nacido para estar juntos, que el siguiente paso era juntarnos para siempre. Podía ver un futuro para los dos. Él era mi vida, todos mis pensamientos eran en torno a él, en fin, era mi todo.

Pero las circunstancias no piden permiso, no pregunta si nos gusta o no el futuro que nos tiene preparado.

De la noche a la mañana él debe dejarme para emprender un viaje sin retorno, su realidad lo obligaba a hacerlo. Pero ¿Qué pasaría con nosotros? Nuestras ilusiones, anhelos y futuro. ¿Acaso se iba a ir todo por la borda? Todo lo que conocía era con él.

Pero así como llego él a mi vida, como una estrella que apareció de la nada, así también se fue, como la misma estrella pero ahora fugaz. Y ¿Cómo quedo yo antes esto? ¿Debía derrumbarme ante esta situación? Me habían quitado mi futuro.

Lo que no sabía era que todo en la vida pasa con un propósito, la vida siempre juega a favor nuestro. Al pasar los días me sorprendía cada vez con mi corazón, no lo conocía, no sabía de lo que era capaz. Me di cuenta que soy una mujer fuerte, que no la tumban las circunstancias.

En unos meses más, solo quedaban los buenos recuerdos de él, de ese amor fugaz. Decidí no tumbarme ni dejar que la melancolía gobernara mi vida, al contrario, respiré profundo cada día y me dije que el amor tocaría la puerta correcta esta vez.

Y así tal cual fue como pasó. No necesite hacer ningún esfuerzo ni irme a citas ni a fiestas para conseguir aquello que pensaba era imposible sentir de nuevo. Literalmente el amor toco a mi puerta.

Conocí a un chico cuando abrí la puerta de mi casa para recibir un pedido de comida. Eso bastó para saber que había más que química entre nosotros.

¿Debía morir mi corazón por un amor que no se pudo dar? ¿Por una puerta que se cerró? ¡Absolutamente no! Debemos esperar más de la vida. Hoy puedo vivir a plenitud el amor, entregarme completamente sin miedo, porque sé que siempre habrá algo mejor para mí, sea con este nuevo amor o con otro.

Estoy segura que ese amor que no pudo ser para nosotros sí se pudo dar con otra persona donde él esté, y sé que será feliz al igual que yo. Por eso hoy puedo estar tranquila y sentirme libre de amar y de ser amada.

Es momento de decir adiós

Hemos aplazado los días sin querer ver que ya era momento de parar. ¿Cuánto daño pueden hacerse dos personas que se aman? ¿Cuántos ciclos de heridas han de pasar para caer en cuenta de que ha sido suficiente? Si continuamos aferrados tantos años hasta el punto en que ya no había más por dar, si las sonrisas escaseaban y la lágrimas brotaban al darnos cuenta del final.

Éramos dos contra el mundo. Éramos todo lo que cualquier persona deseaba. ¿Qué pasó con todo aquello? con nuestras inmensas ganas de querernos por siempre y compartir cada escalón que nos llevaría a la cima. Odio la idea de pensar que esto simplemente murió, que sólo se trató de un buen momento y ya no regresará jamás.

Me cuesta demasiado no pensar en ti en algún momento del día, con cada canción, con cada lugar y con cada manía. Me duele saber que todo a terminado, que las mariposas volaron, que los sueños se nos escaparon. Vimos cómo nos desvanecíamos y nuestros intentos para frenarlo, eran vanos. La vida ganó, nos dejamos vencer.

Y a pesar de todo lo anterior, a pesar de lo mucho que me duele soltarte… sé que al pasar el tiempo, estaremos bien. Sé que reuniremos la fuerza necesaria para no llamar, para no buscarnos. Sé que lucharemos por conservar los buenos recuerdos y sabremos no guardar rencor. Lo arruinamos, realmente lo arruinamos, y es mejor despedirnos antes de que nos rompamos más.

Te amo tanto que prefiero verte volar antes de que me culpes por ya no saber cómo usar tus alas. Me amo tanto que no me dejaré caer y usaré esto de impulso para cumplir todo aquello que dejé inconcluso. Fue tanto tiempo a tu lado, que he llegado a pensar que no lo lograré; pero ambos sabemos que nada es imposible.

Y quién sabe, tal vez más adelante volvamos a encontrarnos y nuestros ojos vuelvan a brillar. Tal vez habremos vivido lo suficiente y estemos llenos de historias por contar. Con menos miedos y con más ganas de ser mejores. Quizá seremos lo suficientemente maduros como para no soltarnos esta vez…

Pero por ahora, lo mejor es decir adiós.

Escrito por: Mayeli Tellez

Hay adioses que no matan, al contrario, te vuelven a la vida.

0

Me gustaría decirte que estoy sufriendo como tu desde que nos separamos, me gustaría solo por el hecho de ser solidaria con tus sentimientos, pero si te dijera eso podría avivar la esperanza en ti de poder volver, y además te estaría mintiendo, de hecho, si de algo me arrepiento con respecto al hecho de haberte dicho adiós, solo es no haberlo hecho antes, y creo que con el tiempo entenderás por que digo esto.

He tenido pocas experiencias en el amor al igual que tú, pero tuve una vez la fortuna de encontrar algo parecido al amor real, y el amor en verdad se siente muy diferente a lo que nosotros teníamos juntos, lo nuestro era más como un contrato de convivencia, como costumbre, había cariño no lo niego, pero eso no era amor, quizás hubo pasión, pero eso no era amor, quizás hubo sinceridad entre nosotros, pero eso no era amor, el amor es algo mucho más grande que la unión de aquellas cosas que teníamos, y estuve a la espera de verlo nacer, pero terminé comprendiendo que eso no pasaría y por eso me fui.

Esa sinceridad que teníamos me obliga a responderte a tu pregunta “¿Por qué te fuiste?” de la manera en que lo estoy haciendo, no quiero que te inventes historias y que imagines algo que no fue, no cometiste un error como tal que me hiciera tomar esta decisión, tampoco me enamore de nadie más, ni te mentí cuando te decía me que gustabas y que quería que nos conociéramos mejor, pero es que fue precisamente de ese conocimiento mutuo que entendí que no podíamos trascender más allá de la relación que ya teníamos.

Y aunque nunca me maltrataste, me sentía un poco acosada por ti, había veces que no quería hacer el amor contigo, porque no me sentía bien o porque simplemente no me daban ganas, y me chantajeabas hasta que terminaba accediendo, yo veía como tú lo disfrutabas y te corrías, pero no podía creer que tú no te dieras cuenta de que eras el único que lo hacía, yo no la pasaba bien, tampoco me sentía mal, pero definitivamente no me sentía amada, ni comprendida.

Estar a tu lado se convirtió en una especie de cárcel para mí, no te dejaba porque no había una razón de fuerza para hacerlo, al menos eso me decía, pero el hecho de que no exista el amor mutuo es una razón bastante fuerte, no tengo porque estar con nadie solo por no estar sola, me fui de ti por eso, y la verdad este adiós no me trajo tristeza ni dolor, este adiós me supo a libertad.

Autor: Sunky

Nada de mí

No podía darte el brillo de mis ojos si ya no se encendían por ti. No podía darte el calor de mi cuerpo después de todos los días en que me mataste de frío. No podía y aun así lo intenté, hasta notar el enorme vacío que sentía en el pecho al esperar un abrazo y un beso que no llegaba.

¿Qué más te podía dar? y qué quedaba para mí. Fuiste tanto tiempo egoísta y no quería verlo. No quería darme cuenta de que ya no me querías igual, que tus enfados eran cada vez más recurrentes, que nunca querías hablar y las excusas sobraban para no verme.

Pero me mantenías ahí y yo no quería soltarte. Lo sé, suena ridículo y ahora me avergüenza el no haber tenido la fuerza desde tiempo atrás. Intenté averiguar qué era lo hacía mal. Intenté ocultar la tristeza en mis ojos y la melancolía enredada en el cabello, y te brindaba sonrisas que a veces no eran correspondidas.

No te culpo por dejar de quererme, pero no olvidaré que a pesar de ello, continuabas deseando que fuera de ti. ¿Qué afán había sino egoísmo puro? Y llegué a pensar que probablemente querías solucionarlo y tampoco sabías cómo; aunque claro, aquello sólo duró un poco, porque cuando alguien no te ama más, no puede ocultarse.

Ya no hay nada de mí para ti, sólo las gracias y los buenos deseos. Ya no tengo miradas profundas ni besos lentos cuando caiga la lluvia. Ya no tengo ganas de preparar un segundo café mientras miramos la televisión en silencio. No me queda ni un gramo de esfuerzo para tratar una vez más, para luchar por ti, si a cada intento me rompías el alma.

Y sé que tarde mucho en soltarme de ti, supongo que eso ocurre cuando verdaderamente quieres a alguien. Pero, finalmente lo hice y me di cuenta de lo vacía que estaba, de lo poco que me preocupé por mí y el poco valor que me di. La vida pone pruebas y esta fue una de ellas, y aunque el camino que sigue será verdaderamente difícil, lo lograré.

Es tiempo de dar todo a quien verdaderamente importa… Yo.

Escrito por: Mayeli Tellez

Dime si lo que sientes por mi es ¿Amor o solo pasión?

 

Mi novio y yo ya teníamos algo de tiempo juntos. Antes podía decir que él era un chico muy atento conmigo, caballeroso y detallista. Pero por otro lado también se caracterizaba por ser muy apasionado. Cuando estábamos juntos en la cama se convertía en el mejor de los amantes.

¿Quién no quiere una pareja así? Cualquier chica moriría por un hombre que la trate así. Desde luego que son contados los hombres que son casi perfectos para no decir perfectos. Por eso yo cuidaba nuestra relación, trataba de mantener esa llama de amor encendida. Y así estuvimos por un tiempo.

Al pasar los años nuestra relación fue parecida a una efervescencia. Al principio todo era a todo dar y luego fue bajando la intensidad. Los detalles fueron desapareciendo, su trato conmigo parecía que fuera solo de amistad. Me preguntaba ¿Qué estaba pasando que ya no me trataba igual? Pero, lo único que no había cambiado eran sus ganas de intimar conmigo.

El podía pasar unos días sin verme, ni llamarme pero cuando quería estar conmigo no importaba donde estuviera, me llamaba y buscaba. Yo me estaba sintiendo mal, me sentía utilizada.

Cuando le dije como me sentía él volvió a tratarme lindo y muy cariñoso, pero solo duro unos cuantos meses así. Luego volvió a lo mismo de antes, nada de atenciones ni de preocuparse por mí, solo quería estar conmigo en la cama.

Yo definitivamente lo quiero, porque no todas las mujeres se aguantan eso. Pero no se si es normal o es que tengo que valorarme. Algunas de mis amigas me aconsejan que lo deje y otras dicen que hoy en día los hombres son así, que tienen el mismo patrón. Empiezan como los animales, amansando al objetivo para luego atraparlo. Pues creo que tienen un tanto de razón porque me he sentido así, atrapada.

No quiero parecer un trapo que luego de ser usado lo desechan. Quiero que él pueda quererme de verdad y respetarme como mujer. Si él realmente me toma como un juego y nada serio, entonces tendré que hacerles caso a mis amigas y dejarlo. Aunque me duela todo este tiempo juntos perdido. Cuando uno entrega hasta su cuerpo por ese hombre que dice que te ama, es triste no recibir el mismo amor y entrega.

Espero no llevarme más decepciones y que todo pueda salir bien. Que esto pueda arreglarse con una conversación madura y encendamos nuevamente la llama del amor y dejemos a un lado la costumbre y la rutina que es lo que acaba con la mayoría de las parejas.

Algunas personas jamás nos dejan, nunca se van por completo, aunque ya no estén.

0

Es de lo más común albergar en tu corazón a aquellos que cambiaron tu vida, especialmente los buenos momentos relucen casi hasta el final, esas situaciones que le dan sentido a tu vida, esos recuerdos que se convirtieron en parte de ti, pero lo más normal es que a pesar de lo fuerte que haya sido la conexión con aquellas personas, a pesar de que esos momentos puedan ser los más brillantes de nuestra vida, usualmente terminan desvaneciéndose de nuestro presente, para ocultarse en el libro de los recuerdos, donde los llamamos de ves en ves para recordar aquello que en su momento fue tan importante.

Sé que decir la frase “nunca te voy a olvidar” puede ser el primer reflejo cuando estamos despidiéndonos de alguien para siempre, pero es inevitable que esa persona pase a unirse a todas aquellas que estuvieron en nuestras vidas y que también fueron importantes para nosotros, no estoy hablando de esa clase de olvido por completo, como si nunca hubiera pasado nada, es obvio que siempre vamos a mantener algo de esa historia entrelazada a nuestras vidas, porque cuando dos personas se encuentran y comparten sus vidas, nunca se separan siendo las mismas, siempre te quedas con algo de él, y él siempre se lleva algo de ti.

Las personas que tardan más en olvidar a alguien es porque usualmente continúan llamando a su mente de manera consiente los recuerdos que compartió con esa persona, pero yo no he hecho nada de eso, y aunque nunca he tratado de olvidarte, ya que no me molesta para nada el recordarte y tenerte presente, tampoco evoco tus recuerdos a propósito, ha pasado ya mucho tiempo desde que nos conocimos, demasiado diría yo, pero tu estas siempre conmigo, te quedaste a pesar de haber partido.

No entiendo por que escribo estas letras, sé que nunca llegaran a tus ojos, sé que tú nunca sabrás lo que eres en mi vida, y ni siquiera estoy segura si llegaría a importarte aunque fuese un poco el saber que siempre has permanecido a mi lado, no creo en la posibilidad de que volvamos a estar juntos, ni siquiera me atrevo a fantasear con algo así, sé que solo sería hacerme daño, pero si algún día te vuelvo a encontrar por alguna casualidad del destino podrás leer esta carta y saber que al menos para mí tu nunca te fuiste, que siempre estuviste junto a mí, no porque yo lo quisiera, sino porque mi corazón de alguna manera nunca te pudo olvidar.

Autor: Sunky

Cuando no puedas más

No pedimos estar aquí; no elegimos la vida que nos tocó ni los obstáculos que se han puesto enfrente. No elegimos con qué personas toparnos ni quienes nos harán daño; pero, es precisamente todo eso lo que da la pauta para encontrarnos a nosotros mismos.

No, no es tu culpa, tampoco es del resto de las personas; no es tu culpa, pero es tu responsabilidad enmendarlo, salir de aquel hoyo y comenzar a cumplir sueños. No todo saldrá exactamente como lo planeabas, pero está en tus manos que pueda ser mejor. Claro que no es fácil, nadie ha dicho que lo sería, porque nada que valga realmente la pena, puede serlo.

Se vale llorar, se vale romperse y sentirse perdido; pero es obligatorio secar las lágrimas, repararse y encontrarse. Cada cosa sana a su tiempo, pero tocar las heridas imposibilitará que cicatricen de la mejor manera. No se trata de renegar el pasado, se trata de explotarlo, de recuperar lecciones y amarlo por darnos la fuerza para lograr ser quien queremos ser. Nos estamos construyendo y cada experiencia ayudará.

Posiblemente sientas que tu camino es más difícil de lo que podrías sobrellevar, pero créeme, eres más fuerte de lo que imaginas. Hay más dentro de ti, siempre lo habrá, porque no viniste a fallar, no viniste a simplemente tirar la toalla y dejar que el resto se coma al mundo. Tienes potencial, sólo te faltan ganas y seguir intentando hasta lograrlo.

Hay mucho de este mundo para ti, no lo desperdicies, no lo sueltes, no permitas que se vaya de tus manos. Hay tantas oportunidades, tantas experiencias y tantos motivos para estallar de felicidad… pero no llegarán solos, debes ir por ellos. Explota al máximo cada sentimiento que atraviese tu pecho, vívelo y ve por más. Siempre por más.

Y, sobre todo, ámate hasta más no poder. Abrázate, bésate, cúmplete antojos. No esperes a que el resto lo haga, comienza tú. Que no te importe si a otros no les agrada, haz lo que te haga feliz, lo que haga sentir en paz. Aprende a adorar tus defectos, los que te hacen diferente del resto; también aprende a resaltar tus virtudes.

Siempre habrá una nueva oportunidad en cada día, tómala, es tuya.

Escrito por: Mayeli Tellez

Después de este desastre ¿qué?

¿Qué había después de la mirada perdida y la despedida vacía? si ya no quedaba intención de volver a cruzar miradas ni ganas de contar nuevas historias. No éramos el uno para el otro y yo lo sabía bastante bien; pero aun así, quise quererte.

Te quise cuando tus labios se endurecían y tus ojos no aguantaban el reflejo de los míos. Te quise en aquellas noches frías sin ti en mi almohada, y en aquellos días confusos tan llenos de silencio. Te quise cuando no tenía nada y lo quería todo, cuando me sentía rota y necesitaba un abrazo. Te quise cuando sabías perfectamente qué era salir lastimado y no te importó lastimarme a mí.

Dije cosas que no había dicho antes y muchas otras quedaron vacilantes en mi garganta, y no sé en cuál de todas ellas me equivoqué. ¿Y qué dijiste tú? si temías a arriesgarte y te quedabas a espera del resto que podía dar, y sabías que estabas actuando mal, pero no tuviste el valor de frenar. Sólo querías curar a ratos tu soledad.

No fui verdaderamente yo contigo, porque algo de ti jamás me lo permitió. Fui debilidad fingiendo dureza, fui un enredo de sentimientos queriendo encontrar la salida. Fui todo aquello que prometí que no sería, por creerme perdida y querer encontrar la solución en ti, que estabas más perdido que yo.

Y después de este desastre ¿qué? Qué hay después de las cartas no entregadas que guardaban todo lo que no se dijo. Qué hay después de la impotencia y las lágrimas silenciosas por la madrugada, esperando un mensaje tuyo. Qué queda cuando se sabe que se pudo hacer más, que había mucho por compartir y demasiado por demostrar.

¿Cómo limpio los escombros de los muros que derribé por ti? mis propios muros. ¿Cómo tiro por la borda toda aquella esperanza que descansaba en mis brazos? y cada noche en la que me guardé un te quiero, y cada tarde en la que me tragué un te extraño. ¿Cómo soplo tu maldita ausencia y el recuerdo de tu sonrisa orgullosa?

Probablemente será difícil, pero después de ti, ya no habrá nada que me pueda lastimar.

Escrito por: Mayeli Tellez