Inicio Blog Página 3

No quiero más daño… es por eso que me voy de tu lado

0

Sé quien soy y sé quien quiero ser. También sé que mientras me mantenga a tu lado no podré llegar a ser esa persona quien quiero ser es por eso que mientras he estado a tu lado observando el poco valor que tengo en tu vida, me convenzo más de que lo mejor es partir; que lo mejor es decirle adiós a todas esas cosas que me están haciendo daño, pues sé que tú eres el problema y que lo único que puedo hacer es alejarme de ese problema que todos los días me mantiene con el corazón sensible y ya con varias cicatrices. Sé que me he tardado demasiado en decidirme y alejarme de ti, pero es que realmente te amaba, realmente fui sincera cada día y con cada una de mis palabras. No sé como llegué a esto, pero sé que el motivo eres tú y lo único que me queda es eliminarte de mi vida.

Estoy luchando contra la mujer que me dice que todo cambiará, que quizá algún día te darás cuenta y comenzarás a valorarme porque hay amor dentro de ti. Estoy luchando por callar todas esas voces que me dicen que quizá estoy exagerando y que quizá todo esto es una enseñanza que me servirá para comprenderte mejor y saber tratarte; saber estar en tu vida. Creo que ha pasado mucho tiempo porque no era capaz de decirte todo lo que siento dentro de mí y todo lo que me transmites cuando estas a mi lado. No quería darme cuenta, ahora lo sé, pero también sé que he perdido demasiado tiempo con una persona que jamás me valoró y que solo me dibujo un mundo hermoso a su lado para mantenerme ahí, aún no sé con que fin, pero mantenerme a su lado sin importarle todas las heridas que sacaba en mi interior, sin importarle el tiempo que me llevaría sobre llevar y olvidar todo eso cuando ya no estuviera en mi vida.

Ya no importa el pasado porque ha quedado detrás de mi vida. Lo único que me importa es lo que vendrá y todas las cosas que haré porque ya no estés a mi lado. Te amé, y te amé con todo mi cuerpo, mis huesos, mi corazón y mi alma, pero ahora ese amor se va agotando y con el tiempo fue perdiendo su fuerza permitiéndome poco a poco visualizar mejor lo que estaba pasando a mi alrededor mientras tú seguías aquí. No quería darme cuenta que me estabas haciendo de daño a pesar de que te demostraba lo importante que eras para mí. Ahora me siento como una tonta, como una ingenua que se tragaba cualquier historia, cualquier palabra sacada de la letra de alguna canción romántica. Fui una tonta, pero este es el momento perfecto para enderezar mi camino y poder recuperar todo el tiempo perdido; todo ese tiempo que deje ir como agua entre los dedos. No me di cuenta cuando el daño ya estaba hecho, pero ahora que puedo verlo no me queda más que alejarme lo más pronto de ti.

Quizá más adelante

¿Por qué en ocasiones nos parece tan normal aferrarnos demasiado a algo que ha dejado de hacernos bien? Esperamos hasta el último momento, cuando todo está hecho mierda y no queda nada por rescatar. Esperamos hasta que estamos desfigurados y es imposible reconocerse frente al espejo.

Nos han hecho creer que el amor debe aguantarlo todo y sino no era amor. Pero yo estoy segura de que lo era, y de que lo es. Estoy segura porque nadie me hizo sentir tan tranquila y tan querida; porque jamás había visto una sonrisa tan bonita como para atreverme a dejar mis ideales atrás y saltar a sus brazos sin pensar en nada más.

Pero a pesar de eso, no aguanté todo. No aguanté el mal humor que asechaba a cada momento y no aguanté los disgustos por razones estúpidas. No aguanté el darme cuenta de que todo lo que hacía lo hería y viceversa. Y, sobre todo, no aguanté la idea de ver cómo se desmoronaba lo que habíamos construido para dejar en su lugar un lodazal del que después sería difícil escapar.

Yo no quería eso para nuestro amor. No quería llegar al punto de no poder mirar sus ojos por miedo a sentir odio o tristeza. No quería que el pensase en algún momento que haberme conocido fue lo peor que le pasó en la vida. Quería que, a pesar de todo, supiéramos cuidarnos y guardarnos ese amor en el fondo del corazón, aunque todo terminara.

No sé si esa decisión fue la correcta, quizá nunca lo sabré o quizá sí. Pero lo que sí sé es que el amor que siento por él continúa intacto y mis ganas de apoyarlo en lo que necesite, también; creo que él siente lo mismo. Y ha sido difícil mirarnos y no robarnos un beso, y no darnos un fuerte abrazo, pero probablemente sería como regresar a todo aquello que ya no iba bien.

Me gusta pensar que quizá la vida nos regalará otra oportunidad; ya más maduros, ya más estables, y con muchos de esos miedos tontos enterrados mil kilómetros abajo. Me gusta pensar que todavía quedó mucho por dar y que sabremos cuando sea el momento para volverlo a intentar.

Pero por ahora, definitivamente no. Hay que ser inteligentes incluso para amar.

Escrito por: Mayeli Téllez 

Mientras te marchabas

No dijiste ni una palabra cuando comenzaste a buscar por la habitación cada cosa tuya que andaba regada por ahí. No me miraste o tal vez no pude notarlo, pues mi mirada divagaba en la nada mientras trataba de nivelar la respiración. De vez en cuando un temblor en las manos me delataba.

Pasaron muchos pensamientos por mi cabeza mientras te marchabas; eran tan veloces que parecían diminutas estrellas fugaces estallándose contra la tierra. Quizá era eso lo que me hacía temblar. Pero de todo lo que pensé, nada salió por mi boca.

Y, a decir verdad, no quería ni verte. No quería estamparme con tus desorbitados ojos marrones, que tantas veces me han hecho caer. No quería doblarme ante la idea de que cuando cruzaras la puerta, ya nada volvería a ser igual. Sólo trataba de contener los pensamientos y darme fuerza para no estallar.

Mientras te marchabas, recordé la primera vez que te vi. No tenía ni idea de todo lo que nos esperaba. No sabía nada de ti, pero tu carismática sonrisa se ganó mi confianza desde el primer momento. Odiaba tu exceso de confianza, pero también me encantaba en secreto. Y aunque juraba que no eras “mi tipo” caí en tus brazos sin pensarlo.

Mientras te marchabas, recordé la primera vez que te besé. Fue muy deprisa y con un poco de adrenalina por encima. También recordé la segunda, más suave, con más calma. Recuerdo que aquel día nos la pasamos hablando por horas y no sentía pasar el tiempo hasta que la noche nos atrapó.

Mientras te marchabas, recordé nuestra primera gran discusión y lo mucho que me juré que aquello no volvería a pasar. Pero se repitió una y otra vez, como si no tuviéramos miedo de herirnos, como si no nos importara acabar con todo lo que había construido con tanto amor.

Mientras te marchabas, pasó desesperadamente por mi mente la idea de tomarte del brazo y pedirte que te quedaras. Pero no, no podía hacernos eso; no otra vez.

Escrito por: Mayeli Téllez 

¿Qué más podía pedirle a la vida?

¿Qué más podía pedirle a la vida? Si abría los ojos y ya estabas ahí. No era necesario desear a una persona perfecta, si resultó demasiado fácil enamorarme de cada defecto tuyo. ¿Qué podía pedir que no fueras tú? que sin aviso llegaste y atontaste mi desastroso mundo tan lleno de dudas.

Y llegaste sin culpas, sin prisa, sin tambaleos. Llegaste sabiendo que no podría olvidarte, pero no sabías a qué grado te amaría. No conocíamos nuestra historia y ya la adorábamos. Era como si encajáramos perfectamente en un mundo de piezas de rompecabezas variados.

¿Qué más podía pedirle a la vida? Que no fueran tus ojos bonitos y tu risa contagiosa por cosas tan simples. ¿Qué podía pedir que no fueran tus brazos? Y tus tiernas inseguridades acumuladas por los años. También esos miedos que escondías ante todos, pero ponías en mis manos para que los alejara de ti.

Nada, no podía pedir nada más y, al contrario, debía dar las gracias. Gracias a todo lo que nos hizo coincidir, incluyendo a aquel bulto de errores que al final nos puso en el mismo camino. Debía agradecer por tener la suerte de haberte encontrado y haber disfrutado de cada segundo de tu compañía.

Y debía agradecerte a ti, por ver en mí lo que muy pocos han visto. Por no fijarte sólo en el rojo de mis labios o el tamaño de mi cintura. Por quererme desalineada y con el cabello enmarañado por las mañanas. Debía agradecerte por abrazarme en los momentos malos y escucharme mientras confesaba también mis patéticos miedos.

Debía agradecer incluso al paso del tiempo, que oxida las cosas y hace olvidar. Debía agradecerle por ponerte en el momento justo en que, sin querer, tenía tanto para dar. Y aunque a veces lo detesto por hacer su deber también con nosotros, le doy las gracias, infinitas gracias por dejarme amarte.

¿Qué mas podía pedirle a la vida, que no fueras tú?… sólo una cosa; que no te marcharas.

Escrito por: Mayeli Téllez

¿Dónde queda lo que en realidad somos?

Dicen que la vida es tan buena maestra que, si no aprendiste la lección, te hace repetirla. Y no cabe duda de que a veces somos nosotros mismos los que no queremos aprender; nos aventamos al lodo una y otra vez, fingiendo que no estamos lo suficientemente llenos de mugre.

Seguimos ahí, intentando lo mismo y de la misma manera, creyendo que “esta vez sí va a funcionar”. Continuamos apretando la venda más y más fuerte para que no se resbale del rostro, para no tener que ver que la mejor solución es dejar de dar vueltas en el mismo pantano que nos ha hecho morir tantas veces.

Es esto lo que nos hemos hecho. Es esto en lo que nos hemos convertido. Preferimos seguir creyendo que la felicidad está a lado de alguien en lugar de averiguar qué es los que nos hace realmente felices.  Nos desgastamos las ganas y la vida, y culpamos a los demás por no querernos como nosotros quisiéramos.

Supongo que es por eso que de pronto a tantas personas se les han ido las ganas y sólo viven por vivir, como esperando a que algo maravilloso ocurra “un milagro”; o simplemente se acostumbran a sentirse vacíos y a odiar al mundo entero, culpando al destino por lo que les ha “tocado”.

¿Y dónde queda todo lo que en realidad somos? Ese cúmulo de sueños y planes por realizarse. Esas ganas de hacer cosas nuevas, salir de la zona de confort y atrevernos a amarnos a nosotros mismos. Sí, atrevernos, porque a veces no es tan simple como suena; pero una vez que se logra, es imposible parar.

¿Cómo empezar? Lo averiguarás cuando te hayas cansado. Cuando ahora sí, estés dispuesto a hacer las cosas de manera diferente. Cuando no temas a fracasar. Cuando sueltes a quienes y a lo que te hace daño. Cuando tengas ganas de quererte como nunca. Cuando no te importe perder algunas cosas sabiendo que ganarás mucho más.

La vida es tan bonita cuando aprendemos de ella y comenzamos a ser maestros también.

Escrito por: Mayeli Téllez

Hoy me acordé de ti

Hoy miré las estrellas y pensé en todas las noches en que ellas nos acompañaban en cada locura. Recordé las cartas que te escribía y que además llenaba de perfume, esperando que el aroma cubriera cada rincón de tu pecho; ¿las conservarás todavía?

También recordé tus besos en días de lluvia y tus abrazos cubriéndome del frío. Tus chistes demasiado tontos, que me hacía reír sin parar. La punta de tu nariz recargada en mi frente y tu siempre presente buen aroma, sin importar cuánto sudaras durante el día.

Recordé las cartas que también me escribías, y que guardo en algún rincón de mi habitación; he estado a punto de tirarlas muchas veces, pero todavía no encuentro una buena razón para hacerlo. Me detuve pensando en todas aquellas ocasiones en que me sentí la chica más afortunada del mundo, sólo por tenerte junto a mí.

Te me hiciste vicio y yo, siendo tan joven, sólo quería más. Quería más de tu calor, de tus besos a veces tímidos y a veces descontrolados. Quería más de aquella adrenalina de robarnos caricias en los momentos menos oportunos. Te necesitaba en el día, en la noche y por la madrugada. Amaba amarte sin razón.

Se me escapó una sonrisa llena de melancolía, al recordar también nuestras promesas. Promesas llenas de ilusiones, de sueños, de valentía ante lo incierto y ante lo cruel del tiempo. No teníamos ni idea de todo lo que la vida nos quitaría ni de todo lo sorprendente que nos daría.

Hoy me acordé de ti, y después me exigí parar. Apreté los ojos, mordí mis labios y solté un suspiro. ¿Acaso nunca terminarás de pasar? La vida nos está devorando y yo no le suelto tu recuerdo; debería hacerlo, quizá así todo me costaría un poquito menos, quizá así podría repararme un poquito más.

Hoy me acordé de ti… como ayer, como siempre.

Escrito por: Mayeli Téllez. 

Yo me romí el corazón

No se trata de quién ama más o de quién sale ileso. Tampoco de cerrar los ojos adrede, alegando que el amor es ciego. Siempre buscamos un culpable, sin detenernos a unir cada pieza que nos llevó a aquel precipicio. Somos así de frágiles; somos así de villanos y así de víctimas.

Esta vez no te culparé a ti. Sé que fui yo quien puso demasiadas ilusiones en tus manos y que no era tu obligación sostenerlas. Sé que di todo de mí sin querer notar que tú no hacías lo mismo. Demostrabas a cada oportunidad que lo nuestro no te interesaba tanto y yo seguía ahí; siempre ahí.

Y entonces me fallé sin darme cuenta, por creer que tal vez no era lo suficiente, que tal vez algo me faltaba. Tal vez debía ser un poco más divertida o un poco más relajada. Quizá le di demasiada importancia y de pronto dejé de ser yo. Ya no era yo la que te llamaba a altas horas de la madrugada. Ya no era yo la que te lloraba.

Y si de algo ahora estoy segura, es de que el amor no es eso; o no debería serlo. El amor no tiene porque soportar a tal grado de dejarnos en escombros. El amor no debería sacarnos lágrimas a las 3 de la mañana después de unas cuantas copas… o sin ellas. El amor ya no es amor si sólo lo sostiene uno.

Yo, por ejemplo, me jodí la espalda tratando de sostenernos, y nadie me lo pidió. Yo pasé noches enteras con insomnio mientras tú dormías tranquilamente o andabas en algún bar con tus amigos. Yo me agobiaba escribiéndote un mensaje mientras tú lo leías por fuera para no contestarme. Yo; siempre yo y nunca yo.

Todo eso fue mi culpa, de nadie más. Si hubiera entendido antes lo valiosa que soy, no me habría conformado con migajas; y peor aún, no hubiera llorado tantas veces al sentir que perdía esas migajas. Si yo hubiera sabido antes lo increíble que soy, no hubiera roto mi propio corazón.

Pero todo eso me sirvió para ser más fuerte, e ir siempre por lo que merezco. No menos.

Escrito por: Mayeli Téllez

No dejas de doler

Jamás me contaron sobre los días cortos y las noches demasiado largas, en las que tantos recuerdos provocan insomnio y tantas probabilidades desgastan las ganas. Ganas de llamarte, de decirte que te extraño y que no quiero afrontar la vida sin ti. Ganas de que todo sea un mal sueño, pero no despierto y sigues sin estar aquí.

Quisiera que el tiempo pasara demasiado rápido para olvidar tu voz, o para que al menos nada se mueva dentro de mí al recordarla. Quisiera que el papel de tus cartas se desgastara y la tinta se regara, que se vuelvan polvo y se vayan con el aire, como lo hiciste tú. Pero sigues tan presente, que no dejas de doler.

No sabía sobre el cúmulo de ansiedad anidado en el estómago y tampoco sobre la garganta vacilante cada que alguien me pregunta por ti. ¿Qué les digo, mi amor? Si sólo puedo apartar la mirada y hacer un gesto de decepción. Odio darme cuenta de que incluso quienes nos rodean, no nos imaginan el uno sin el otro.

Pero todos ellos no saben lo insoportable que se había vuelto todo estos últimos meses, o quizá sí; lo rumores vuelan. Probablemente incluso yo podría decir que, aunque me siento desecha por tu ausencia, esto es lo mejor que pudimos hacer… decir adiós, poner punto final.

Y es que no siempre lo correcto es lo que nos hace felices, y una de las partes más difíciles de la vida, es aprender a reconocer cuándo hay que elegir una u otra de esas opciones. Porque vivir en una mentira, a la larga, puede dañar mucho más de lo que pueda cubrir aquella supuesta felicidad.

Desgraciadamente, incluso sabiendo esto último, me he cuestionado muchas veces si de verdad ya hice lo suficiente. Si me faltaron besos o palabras. Si me sobraron versos o miradas. Si vale la pena la excusa de una última charla para cerrar el ciclo y en realidad robarte un beso.

A fin de cuentas “Uno siempre vuelve a los lugares donde amó la vida” y yo la amé de más junto a ti.

Escrito por: Mayeli Téllez 

No me reconozco sin ti.

0

Y no, tu no fuiste un error, al contrario, tú fuiste la experiencia más hermosa y maravillosa en mi vida. Pero mi error fue haberme aferrado, haberte puesto por encima de mí misma, al punto de sentirme morir y sentirme muerta en vida desde que te fuiste.

No puedo permitirme más tiempo sufriéndote y llorándote… esperándote, sobre todo cuando tú ya me dejaste ir y cuando sé que no vas a volver. Necesito soltarte, como tú ya lo hiciste conmigo. Necesito volver a encontrar mi lugar, aquél en el que disfrutaba de la vida sin una pareja, en el que disfrutaba de mis amigos y mi familia, de todo, sin ti, sin tu amor y sin todo eso tan hermoso que me dabas.

Debo aprender de nuevo a disfrutar mi propia compañía, mi soledad en la que puedo meditar y pensar en hacer algo mejor de mi vida. Debo dejar de extrañarte cada vez que veo un atardecer, o cada vez que escucho alguna canción hermosa, debo dejar de imaginar que sigues dándome un beso cada día con la primera estrella que aparece en el cielo, como prometiste una vez.

Debo guardarme las cosas que vivimos, que no volverán… aquellas veces que me pedías no dejarte nunca y yo sentía que era alguien importante. Debo guardarme las cosas que no te dije y que soñé contigo. Debo hacer tantas cosas para darle vuelta a la página y empezar de nuevo… pero ¿cómo? Eso es algo que no nos enseñan.

Qué valientes son los corazones rotos que vuelven a amar. Quisiera tener esa valentía; pero para poder volver a abrir mi corazón a alguien más, debo aprender a disfrutar de mí y ponerme yo en primer lugar. Así, si ese alguien se va, ya no sufrir.

Así que hoy, con todo el dolor de mi corazón, amarrándolo y mordiéndome el alma porque no quiero hacerlo… te dejo ir, mi amor… porque sé que no me dejaste porque no me quisieras, sino porque el amor que nos tuvimos no fue suficiente para luchar contra las circunstancias a nuestro alrededor.

Y me quedo con una sola promesa, la de buscarnos en otra vida, en la que quizá podamos vivir este amor a plenitud. Tu cambiaste mi vida, me enseñaste tantas cosas. Te voy a amar y te voy a extrañar siempre, adiós.

Por: BkushK

Mi loco amante, te haz convertido en mi felicidad y la luz de mis ojos.

0

Tiene una sonrisa que me vuelve loca, no la usa mucho cuando está conmigo, pero cuando lo hace, simplemente me encanta, es perfecta para mí.

Noble, es una de las palabras que lo describen, le encanta ayudar a las personas, aunque eso le implique esforzarse demás o en ocasiones pierda el, tiene una sencillez envidiable, bueno, últimamente se le llega a olvidar, pero yo sé que siempre tendrá nobleza en el corazón, buen hijo y buen hermano.

Me encanta pasar las noches con él y es que amo verle dormir, se ve tan tierno, tan lindo, tan lleno de paz y que decir de cuando me abraza y me da uno que otro beso ¡pff! una sensación indescriptible que me hace desear que se detenga el tiempo, porque es el único momento en el que podemos estar como muéganos, pegaditos, pegaditos y el solo para mí, si, díganme envidiosa.

Nuestros gustos musicales son tan similares, en eso sin duda si coincidimos bastante y es que el sin música no puede vivir, solo le falta saber tocar algún instrumento musical para que en ese aspecto sea perfecto, probablemente algún día lo llegue a hacer y es que ahí va otra cosa que me gusta de él, que se pone metas tanto personales como profesionales y trabaja mucho en ellas para cumplirlas. No me extrañaría que el día de mañana llegara tocando la guitarra, el piano y/ o cualquier otro (sería muy divertido verlo), tiene una visión a futuro, no es alguien que se conforme con lo que ya tiene, cada día busca el obtener más y más, yo sé que el llegara muy pero muy lejos y cuando sea el rey del mundo (bueno eso fue un poco exagerado) yo estaré aplaudiéndole como siempre. Cuando sea grande quiero ser como él.

Me pondré un poco romántica y hablare de sus detalles para conmigo, el ser detallista no es lo suyo, almenas no lo es conmigo, pero mentiría si dijera que no he recibido nada de el porque la verdad es que a lo largo de este tiempo me ha dado uno que otro detalle, se ha esforzado bastante, la mayoría por compromiso, pero al fin de cuenta lo que importa es el detalle. Sin duda mi regalo favorito siempre será el mismo, mi regalito que dios me dio, es cero romántico, le cuesta mucho expresar sus sentimientos, sé que me quiere porque siempre que nos peleamos me lo dice y ahora que está lejos, me lo escribe a cada rato y hay que agregarle lo celoso que se pone cuando alguien se me acerca.

Mi loco amante, no entrare en detalles sobre eso porque simplemente nos pertenecen, solo él y yo los conocemos, únicamente comentare que es lo mejor de lo mejor, muchos lugares muchas aventuras, muchos años.

Sí, estoy enamorada, estoy enamorada de un hombre tímido, pero valiente, de alguien que me inyecta vida cada que estoy con él, que cada en cada despedida siento que se me va el alma, que me hace sentir otra persona, que saca lo mejor de mí, pero también lo peor, que le cuesta ser cariñoso, pero hace lo posible porque no lo note, que siempre estará para mí cuando lo necesite, que me hace querer una mejor vida y no rendirme nunca, sin duda por el daría la vida entera, él es mi vida entera.

Andy MC.

No persistas en un amor que no vale la pena

Muchos definen el amor como algo tan simple, algo que se da y ya, pero yo pienso que también podría ser difícil. El amor puede ser algo hermoso para nosotros pero también puede ser todo lo contrario. De algo delicado puede convertirse en un torbellino que arrasa con todo lo que se dé a su paso.

Y esto me trae a reflexión, mirando como hay relaciones donde a simple vista sabemos que no son nada saludables. Los celos, el egoísmo de cada uno inunda esa relación y lo que deja es tristeza más que felicidad. Pero parece ser que esto no es ninguna limitante, nos aferramos a ese amor mezquino y doloroso. Caemos y nos levantamos una y otra vez intentándolo, sin darnos cuenta que nos hacemos más daño. Atesoramos solo los buenos momentos viviendo en una fantasía como si esto fuera eterno, sabiendo que solo dura instantes. Nos creemos este cuento y nos envolvemos en él, sabiendo que no es así y después no podemos escapar.

Pero es que el hecho está en saber si ese amor te conviene o no. El que quieras dar todo tu amor no está mal, es válido amar, por eso existe el amor, porque es un sentimiento hermoso para ser dado. El problema está en que esa persona a quien le das de tu amor no te ame, y tú sigas ahí día tras día esperando por un milagro del cielo a que él te corresponda.

Es cierto que muchas veces debemos abalanzarnos a soltar nuestro amor a esa persona, pero tenemos que tener cuidado a quien se lo damos, si de verdad vale la pena. Muchas veces me repetían que en el amor se debe dar todo, pero ahora puedo entender por mi experiencia que es un pensamiento un poco ingenuo, porque si esa persona no me ama de la misma forma que yo entonces ese amor va directo a la tumba, en cualquier momento dejará de ser. El amor es de ambas partes, sin reservas ni titubeo.

También puedo decir que hay relaciones o personas que para nada valen la pena. Al solo verlas provoca salir corriendo de allí. Son de esos amores que te hacen perder el tiempo, donde uno de los dos vive con la inconformidad de que la otra persona no lo llena o satisface, como si fuéramos marionetas que debemos movernos o ser lo que ellos quieran para que puedan ser felices, acabando con nuestras vidas y propios deseos, con nuestra esencia, nuestro ser. El pasado los tiene atrapados y no pueden escapar de ahí.

Piensa con serenidad antes de montarte en este tren del amor, de una relación, si de verdad vale la pena, si es necesario que ese amor continúe. El amor nos llena completamente, nos hace sentir libres y felices, pero esto solo lo sentirás si ese amor es correspondido, si es un amor de verdad, que no ahoga ni atosiga, si es un amor que deja ser.

Esta respuesta la encontraras en tu interior, en lo más profundo de tus sentimientos. Siempre valórate y respétate, si tú lo haces él también lo hará, y eso te lo puedo garantizar. Esto te ayudará a encontrar la respuesta que estás buscando. Esa persona si de verdad te ama como dice, entonces te dará todo lo que mereces y esperas. Pero si te das cuenta que no valdrá la pena continuar ten la seguridad que tendrás las fuerzas para seguir y dejarlo atrás.

Todos merecemos el amor verdadero y no las sobras, tampoco sufrir sabiendo que se puede ser feliz. No esperes que pase lo peor para darte cuenta que lo pudiste evitar. Sé que es difícil no caer, pero sí que lo podemos evitar. Invierte en ti misma, date la oportunidad de quererte y entenderte. Mereces la felicidad, ahora es el momento de vivir con libertad sin pensar en el futuro, cada día traerá su afán.

Gracias por irte

Agradezco tu valentía para poner final a toda esta historia que parecía demasiado impregnada en nuestras pieles, quizá yo nunca hubiese reunido el valor para hacerlo. No te culpo por de pronto creer que ya no vale la pena luchar por lo nuestro, también llegué a pensarlo, aunque después me convencía de lo contrario.

Y no quiero convencerte, no. No quiero pedirte un intento más ni desgastarme para hacerte ver que estás equivocado, porque probablemente no lo estás. No quiero pasar los días llorando al darme cuenta de que no regresas, prefiero llorar mientras acepto el final y me quito de la piel todos estos recuerdos.

Prometimos amarnos siempre, y es momento de entender que existen muchos tipos de amor; así que al menos por mi parte, procuraré mantener esa promesa. No sé si tú quieras hacerlo también, pero a este punto he decidido dejar de preocuparme por tus decisiones y comenzar a forjar las mías.

No te diré que no dueles, porque sería una terrible mentira, y más mentira se volvería todo lo que vivimos. ¿Cómo es que tanta historia puede quedar tan atrás? y a fin de cuentas termina siendo sólo eso, una historia, un viejo cuento sin final trillado.

No puedo ver nuestras fotos sin que me quiebre la garganta, y entonces me pregunto por qué no soy lo suficientemente fuerte… pero sí lo soy, lo estoy siendo al no tomar el teléfono para escribirte, lo estoy siendo al apretar los ojos y despedirme de ti en silencio.

Ya no quiero seguir atada a esto y por eso te doy las gracias por dejarme ir. Dejarme ir de la esperanza vana de que todo se solucione. Dejarme ir de los planes que no cumplimos y de todo aquello que nos recuerda el uno al otro. Ya no quería seguir pensando que eras lo único que me hacía feliz.

Pero a partir de ahora,  ya no lo eres más.

Escrito por: Mayeli Tellez